Opinión

¡Más democracia de calles!

¡Más democracia de calles!

Si no hay democracia institucionalizada, si hay dictadura morada y de clase, vale ejercer colectivamente la democracia de calles. El bloque social dominante ejerce su dictadura de clase, mostrándose empecinado en sobre-explotar, en enriquecerse exorbitantemente… empobreciendo, sembrando violencia, degradando el país, empleando su enorme poder de desinformación a través de grandes medios de comunicación. El partido gobernante aparece dominando totalmente el Estado, procurando eternizarse sobre su arcas vaciadas de políticas sociales imperiosas, amalgamando la corrupción propia con la privada e imponiendo despóticamente sus designios desde instituciones civiles y militares podridas; blindadas sus perversas ejecutorias con un sistema judicial garante de impunidades. Insistimos, en consecuencia, en sembrar estas ideas: -Un poder así no hará elecciones libres. -La JCE de RR y el PLD no puede ni presidir imparcialmente los comicios ni contar honestamente los votos.

-El TSE no es un árbitro confiable. -Las “altas cortes” ni son altas, ni cortes. -La Constitución vigente no le sirve al pueblo excluido. ¿No es acaso convincente lo que esas instancias institucionales han hecho junto al poder legislativo para comprender que son instrumentos de un control descaradamente mafioso y dictatorial, basado en una Constitución neoliberal? Pero además, mas allá de la inversión en educación -afectadas por las improvisaciones y por la carencia de un plan de reforma integral- cuestiones claves como la depredación minera, la crisis del sistema de salud, seguridad social y pensiones, la impunidad, el endeudamiento, la seguridad ciudadana, la crisis del sistema eléctrico y el precario, régimen salarial… se tornan explosivas e inmanejables por los que detentan el poder.

Por su parte, la entrampada oposición tradicional y sus aliados de las falsas izquierdas están imposibilitados de contribuir a modificar ese bloqueo dictatorial. Igual le pasa al llamado centro-progresista y a otros grupos ablandados de las izquierdas históricas, situados de “lejitos” en la confrontación desatada alrededor de Loma Miranda y otros temas candentes.

Todos ellos tienen en común que se mueven alrededor de estos temas cruciales a regañadientes, forzados por la inmensa popularidad de los mismos; pero siempre dentro de una lógica propagandística exclusivamente electoral, al margen de una estrategia destinada a resquebrajar la dictadura morada; aceptando en forma suicida sus reglas de juego.

El Nacional

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