Opinión

Más luces que sombras

Más luces que sombras

Basta con el déficit fiscal por más de 200 mil millones de pesos para evaluar con un mínimo de objetividad los primeros dos años en el poder del presidente Danilo Medina. Solo desde esa perspectiva es demasiado lo que se ha logrado. ¿O acaso alguien esperaba una revolución? Y si son reales y no resultado de maquillaje las estadísticas que exhibe el Gobierno, Medina no tiene más que mantener su mismo ritmo de trabajo para culminar, en 2016, una gestión exitosa. No se puede regatear, porque está a la vista, la inversión para mejorar la infraestructura educativa, con la construcción de casi seis mil aulas, ni su decisión de enfrentar el problema eléctrico a través del incremento de la generación con las dos nuevas plantas a carbón que se levantan en Punta Catalina, Peravia.

Ni las medidas para hacer más eficiente la distribución y comercialización del servicio. Si hay algo que ha generado cierto escepticismo dentro del rosario de realizaciones que se ha proclamado ha sido la creación de 236 mil nuevos empleos, de los cuales el 75% es formal, y la reducción de la pobreza en alrededor de un 6%.

Ni pensar que todos los problemas, por su cuantía y dimensión, podrán resolverse en los próximos 24 meses. Sin embargo es mucho lo que se puede avanzar a través de compromisos que, como el pacto educativo, comprometan a todos los sectores. Suele verse como una debilidad –o una sombra- que Medina no utilizara la maquinaria estatal para perseguir la corrupción del pasado. Pero también hay que entender que un circo lo hubiera distraído de la función de gobernar una nación plagada de necesidades. En caso de que en realidad pudiera actuar con cierta timidez, evitar que se repitan escándalos como los denunciados en el pasado puede ser una compensación más que suficiente. Habría que ver lo que fuera de este país si el Presidente, en lugar de auxiliar a los sectores productivos, mayormente a los pequeños y medianos, se involucrara en acusaciones.

El crecimiento, la estabilidad macroeconómica y hasta en la misma reducción del déficit fiscal pudiera haber su dosis de maquillaje y de manipulación. Sin embargo, la percepción, en gran medida por ese estilo cordial, austero, sencillo y distante de prepotencia y sectarismo, obra a favor de un Gobierno que ha sabido navegar con el viento a su favor, aun sea resultado de una eficaz estrategia de comunicación.

Amplios sectores coinciden en que el estilo del mandatario ha sido un factor importante en su gestión. Está bien que todo no sea solo cuestión de estilo, sino de atacar a través de reformas males que han lastrado el desarrollo y malogrado las expectativas de la población, pero la sencillez y contacto con la gente han contribuido con un balance que, sin mezquindad, ofrece más luces que sombras en estos primeros dos años.

El Nacional

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