Opinión

Mascarada y bufones

Mascarada y bufones

El llamado del presidente Leonel Fernández a las ‘fuerzas vivas’ para que asistan a una cumbre, con el pretexto de discutir la crisis económica global y su impacto en el país, no sorprende a nadie que conozca sus habilidades y las de sus asesores políticos, cuando se trata de torear con éxito a sus adversarios de la mentada oposición.

El primer ardid es calificar con el término trujillista ‘fuerzas vivas’ a los posibles participantes de ese cónclave, lo que entraña que quien no acuda debe considerarse una “fuerza muerta”, se trate ésta de una de las estructuras políticas, sociales o económicas de la partidocracia, del movimiento popular o de la izquierda.

Conociendo la sagacidad del mandatario, la chercha del próximo miércoles 28 de enero es una encerrona en la que él entiende deben caer los que le disputan el poder, y que con su sola presencia admitirían que su gobierno “legal, pero ilegítimo”, ya no es tal, sino resultado de unas elecciones diáfanas; la expresión libérrima del pueblo dominicano.

Frente al vendaval que se aproxima por la crisis económico-social, el gobierno urge de la unidad y el apoyo de los abanderados de este sistema, mientras continúa imperturbable el despilfarro de los recursos públicos en la politiquería, el impulso de las obras faraónicas, la corrupción estatal generalizada y el caos institucional.

Se trata de una mascarada para embaucar a ingenuos, los mismos que carecen de capacidad para ‘conceptualizar’; convocada por alguien que no escucha a nadie y se desempeña en el cargo de primer mandatario supeditando a los demás poderes del Estado a sus caprichos, los cuales lucen además en franco proceso de descomposición ético-moral.

El sólo hecho de llevar al debate si se acepta o no la invitación para dialogar con un gobierno que ha estado de espalda a los intereses populares y que desprecia las opiniones de sus opositores, viene a distraer a las organizaciones convidadas y a crear serias discrepancias internas, con lo que ya comienza a ganar el convocante.

Con esa bufonada política también se busca distraer al país, para luego sorprender con el zarpazo en la reforma constitucional, que modificaría en primer término el artículo 49 que contiene lo del “nunca jamás” respecto a la reelección presidencial, en la “solemnidad” de un Congreso Nacional que está a la merced del mandatario.

El presidente Fernández ha ido de “triunfo en triunfo”, por la ineptitud de la llamada oposición, por el descrédito de la partidocracia, la atomización de la izquierda y por haber adquirido la capacidad de tragarse sin eructar el famoso “tiburón podrido”, del que tanto hablaba el intelectual balaguerista Ramón Font Bernard.

Ahora recuerdo lo de Anselmo Paulino, llamado socarronamente por sus más íntimos “Ojo Mágico” o “Tuerto Glorioso”, y que al caer en desgracia con Trujillo, de forma jocosa decían que “fue de triunfo en triunfo hasta llegar a la Victoria”. 

El Nacional

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