Opinión

Matadero electoral

Matadero electoral

Durante los famosos doce años de gobierno de Joaquín Balaguer los líderes de la oposición hablaban con frecuencia de “matadero electoral”. Una forma de referirse a la carencia de un clima propicio para buscar el poder mediante el sufragio. Fue así como el PRD se abstuvo, consecutivamente, en dos procesos eleccionarios.

El doctor Peña Gómez, sin embargo, tuvo la visión de blindar al PRD en el plano exterior, con las excelentes relaciones intercontinentales que cultivó a través de la Internacional Socialista. Lleva al PRD a la contienda de 1978 y gana. Los intentos militares de escamotear el triunfo no prosperaron, por la presión de gobiernos extranjeros en defensa a la voluntad popular.

Peña Gómez demostró ser un estratega fino, pero hay que reconocer que Balaguer no tenía influencia en la Junta Central Electoral, que, a la sazón, estaba constituida por tres prestigiosos profesionales del derecho, designados por el Senado de la República, de control absoluto del oficialista Partido Reformista.

Hoy las razones son mayores para hablar de matadero electoral, porque Balaguer, en ciertos aspectos, era un “niño de teta” comparado con el doctor Leonel Fernández. Y es que Leonel designó a cuadros del Comité Central peledeísta en los órganos electorales, por lo que no debía de extrañar a nadie que el Tribunal Superior Electoral afecte, en todas sus decisiones, al sector del PRD que participó en las elecciones y alcanzó un 47%. (¡Mal contado!).

Ante un panorama similar, ¿cuál es la estrategia trazada por Hipólito Mejía, con miras al certamen comicial del 2016? ¿Y qué alternativa plantea mi amigo Luis Abinader? Ninguno de los dos se han referido al tema, pese a que la situación de hoy es mucho más grave que la de 1978, donde el doctor Peña Gómez tuvo que valerse de la solidaridad de los líderes internacionales de mayor prestigio de la época.

El Nacional

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