Opinión

Matrimonios igualitarios

Matrimonios igualitarios

La semana pasada el Senado francés aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo, subiendo el porcentaje de países que tienen ya este régimen en el mundo:

• Países Bajos (desde 2001)

• Bélgica (desde 2003)

• España (desde 2005)

• Canadá (desde 2005)

• Sudáfrica (desde 2006)

• Noruega (desde 2009)

• Suecia (desde 2009)

• Portugal (desde 2010)

• Islandia (desde 2010)

• Argentina (desde 2010)

• Dinamarca (desde 2012)

• Uruguay (desde 2013)

Además, es legal en catorce jurisdicciones de Estados Unidos, tres de ellas  tribales; en dos entidades federativas de México y en diez unidades federales de Brasil.

El matrimonio igualitario es un tema respaldado por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos que lo considera un derecho de todas las personas, independientemente de la orientación sexual y en ese sentido, trabajan para su reconocimiento.

En realidad, las uniones homosexuales son antiguas, oficializadas por diferentes sociedades a lo largo de la historia del mundo y acalladas en el surgimiento de la cultura de la doble moral, que prefiere mantener las apariencias y en base a ellas, vivir la dicotomía del “deber ser”, la “normalización” y la hipocresía de aparentar, todo a costa de la salud de la humanidad.

La definición laica de matrimonio es “la suscripción de un contrato jurídico que representa la relación y convivencia de una pareja, basada en el afecto y un proyecto de vida en común, comunicando formalmente a la comunidad su voluntad de contraer los derechos y deberes pertinentes a la formulación jurídica vigente”.

El reconocido investigador y Profesor de Psicología de la Universidad de California, Gregory M. Herek, afirma que, “las relaciones heterosexuales y homosexuales, no se diferencian en sus dimensiones psicológicas fundamentales; que la orientación sexual de un/a progenitor/a no tiene relación con su habilidad para proporcionar un entorno familiar sano; que el matrimonio otorga beneficios psicológicos, sociales y de salud sustanciales; y que las parejas del mismo sexo y sus hijos probablemente se beneficiarán, de numerosas maneras, con el reconocimiento jurídico de sus familias”.

Las políticas estatales que vetan el matrimonio entre personas del mismo sexo, como en nuestro caso, son consecuencia del estigma asociado históricamente al rechazo por el respeto a la diversidad sexual, que a su vez, promueve el desarrollo de prácticas socioculturales depredadoras ejecutadas a la sombra de esa misma sociedad.

Para quienes creemos en los derechos fundamentales de las personas, la actitud ultra conservadora de algunos sectores nacionales, es irracional. ¿Cuál es el miedo?

El Nacional

La Voz de Todos