Opinión

Mensaje “En Marcha”

Mensaje  “En Marcha”

Todavía Donald Trump se ufana de haber derrotado al establishment en las elecciones de Estados Unidos. Esa victoria podía representar, antes que un eslabón de una crisis que cobra fuerza a uno y otro lado del Atlántico, la expresión más concreta de un cambio en el sentimiento y la tradición política que ya se había manifestado tanto en Europa como en América Latina. En Colombia los dos partidos más tradicionales, Liberal y Conservador, hace tiempo que se refundieron alrededor del nuevo liderazgo político alumbrado por la sociedad. Pero lo mismo ha ocurrido, en mayor o menor medida, en otros países donde los partidos políticos han operado como cárteles. En Francia, un advenedizo pudo en dos años estructurar una organización que en las elecciones presidenciales desalojó del escenario a los de más tradición.
De la misma manera que en su momento se hablaba del fenómeno Trump, hoy se habla de Emmanuel Macron. Pero, relegándose lo que plantea su elección para el sistema de partidos, el detalle que ha tenido más trascendencia, y en verdad no es para menos, es la diferencia de edad con su esposa, quien le lleva 24 años. Él tiene 39 y ella 64. Tratándose de un caso tan poco frecuente es lógico que despierte curiosidad, pero no para opacar elementos tan significativos como la crisis que amenaza el partidismo y el empoderamiento que se ha visto de los más diversos sectores sociales. La corrupción, en muchos países, ha sido el detonante. Y un buen referente es la irrupción de “Podemos”, en España.
El movimiento que dirige Pablo Iglesias, un académico irreverente que se peina con una colita y no suele vestirse con saco y corbata, que nació de las protestas sociales contra la corrupción, ya ha desplazado en intención de votos al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), una de las fuerzas más tradicionales, que incluso puede vanagloriarse de sus aportes. Como ocurrió con Macron, los españoles asimilan a Podemos como una alternativa frente a la impunidad fomentada por la clase política que ha detentado el poder. Pero el hartazgo también tiene sus riesgos. Puede conducir a desaciertos de consecuencias tan impredecibles como la elección de Trump.
Por aquí no se ha calibrado la dimensión de Marcha Verde, que ha nacido, como Podemos en España, de la indignación no solo contra la corrupción, sino de la degradación de las condiciones de vida, el descrédito y la complicidad de los partidos con los males que agobian a la sociedad. Que no se pierda de vista que Macron carecía de carrera política, aunque había sido ministro de Economía del Gobierno de Francois Hollande. Pero también carecía Donald Trump, Mauricio Macri, Pedro Pablo Kuczynski y muchos otros que han llegado al poder en alas de movimientos que han encontrado el respaldo de fuerzas políticas.

El Nacional

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