Opinión

MI VOZ ESCRITA

MI VOZ ESCRITA

En la primera parte de esta entrega, creo haber establecido con suficiente claridad que el “leit motiv” de los números multimillonarios que arroja la inversión hecha por Leonel Fernández en la pasada campaña electoral, nunca fue el triunfo de Danilo; que muy al contrario, la parafernalia implementada por él con nuestro dinero, procuraba garantizar su impunidad.

Sin embargo, habría que ver si es posible tal pretensión, en tanto resulta cuesta arriba creer que Danilo acepte como bueno y válido todo el contenido de la pieza discursiva que habrá de pronunciar el Presidente Fernández ante la Asamblea Nacional en la ceremonia de traspaso de mando, a sabiendas de que es la plataforma de su “vuelve y vuelve”.

Esa pretensión de Leonel descansa, como es fácil colegir, en el inusitadamente sutil, pero preocupado discurso del doctor Marino Vinicio Castillo Rodríguez (Vincho). La insistente advertencia sobre las “catastróficas” consecuencias de una ruptura entre esos “dos líderes”, (antes sólo reconocía el liderazgo de Leonel), delata la intensidad de su espanto.

Pero, el miedo es comprensible. Nadie que solo haya vivido por y para la perversidad, incluidas su incondicionalidad con la satrapía trujillista y la manipulación de la justicia, puede estar preparado para libar el trago acibarado que le podría tener reservado su tardío, pero irreversible final. Dios, a veces, tarda; mas, nunca olvida.

Si Danilo quiere honrar su promesa de “corregir lo que está mal”, en principio, sólo tiene que acabar con la preeminencia que con mucha mala fe, Leonel le confirió a tan tenebroso personaje, para que luego, no haya lugar al lamento. Lo siguiente y, no menos importante, es recordarle a la vicepresidente electa que de manera taxativa, los artículos 125, 126 y 127 de la Constitución vigente, enuncian sus atribuciones.

Con ese recordatorio Danilo, no se vería en la necesidad de denunciar que él no acordó otorgarle otras facultades a Margarita, ni pondría a doña Cándida en riesgo de ser desconsiderada…

El Nacional

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