Opinión

MI VOZ ESCRITA

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La coherencia necesaria

 

La verdad de a puño con miras a las elecciones del 2016 es que el candidato natural de una verdadera oposición, no importa cómo decidiera el Tribunal Electoral que se denomine, es el ex-presidente Hipólito Mejía. No porque lo pregone a los enésimos vientos Héctor Guzmán; ese es su trabajo.

Sin embargo, el asunto se haría más evidente, si la coherencia primara en el discurso. O es que Luis Abinader olvida que igual que Hipólito, él fue víctima de la alta traición que se le endilga al ingeniero Miguel Vargas en el proceso eleccionario de 2012, salvo prueba contraria, ya difícil por no decir imposible. Se me ocurre que el momento es de definición: Se sostiene que hubo traición o se admite que el ex mandatario Mejía perdió legal.

Si se elige la necesaria coherencia y mantener que fue traicionado, entonces, apegados a la lógica dialéctica, no hay por qué regatearle el derecho que por las mismas irregularidades que se alega cometieron Miguel y secuaces, le es inherente y legítimo. La desesperación nunca ha sido buena consejera.

La juventud y la salud incuestionables de Luis, son condiciones que le permiten ser congruente, leal y considerado con Hipólito, quien, a pesar de todos los errores cometidos, es un hombre medularmente bueno. Pero humano, Terencio, ¡humano!…

Reconozco que deben ser otros los que asuman esta actitud, en tanto no tengo nada que agradecerle al ex-presidente; muy al contrario, durante su mandato, además de perder mi salud, también se esfumaron mis pocos ahorros; y, aunque me prometió resarcir los gastos que me ocasionó el quebranto, la esperanza de que se hiciera realidad tal compromiso, como a las palabras, desgraciadamente, se la llevó el viento.

La desesperación nunca

ha sido buena consejera

No obstante, mi hombría de bien me obliga a ser justo; sin pensar siquiera en el ideario de Duarte. Total, ya yo solo aspiro a vivir en paz con Dios, en paz conmigo y en paz con los demás. Amén…

El Nacional

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