Opinión

MI VOZ ESCRITA

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Más sobre el chasco Amet

 

En la entrega del 20 de enero del corriente, bajo el título “Reflexión sobre una frustración”, me referí al chasco en que definitivamente ha devenido la creación de la hoy, con mucha razón maldecida, Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET).

También plantee que la razón fundamental del fracaso de la idea del ingeniero Hamlet Hermann, fue que, no obstante acogerla con beneplácito, en tanto dictó el decreto No.393-97 del 1ro. de septiembre de 1997 que la creó, el doctor Leonel Fernández quiso conquistar al corajudo guerrillero para sus fines clientelistas.

No sé si al designarlo Director de la institución, el entonces Presidente le confirió a Hamlet algún rango policial aunque fuese transitorio o como asimilado; algo que dudo. Bosch le dejó asaz claro a sus discípulos no tocar ni con el pensamiento a los poderes fácticos; sobre todo al estamento policíaco-militar.

Pero, ¡bien! En definitiva eso es irrelevante. Lo que en verdad importa, y mucho, es que el caos y las secuelas resultantes están a la vista de todos; y a nadie parece atañerle la imperiosa situación. Da pena que algunos medios de comunicación pierdan tiempo y espacio recomendando correctivos de forma, a sabiendas de la profundidad del problema.

¿De que vale o para que sirve que un medio de comunicación comente o editorialice sobre lo imposible? El mal de fondo, es como las malas hierbas. Los ancestros solían decir: “la culebra se mata por la cabeza”…

Por formación y por el alto concepto que tengo del sentido común, no obstante lo tilden como el menos común de los sentidos, pienso que no es digno quien critica, y se abstiene de aportar, al menos, posibles soluciones.

Con la responsabilidad que caracteriza a mi estirpe, prometo que en el próximo artículo sugeriré una solución que podría librarnos de esa estafa que se llama AMET, antes de que sea demasiado tarde…

El Nacional

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