Opinión

MI VOZ ESCRITA

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¡Francia tenía que ser!

 

Hace mucho se viene diciendo que “el francés es el idioma del amor”; y creo que es verdad. Mis cinco niveles de estudio de la lengua del cuentista Guy de Maupassant y Honoré de Balzac, en la Alianza Francesa, a la sazón en la Avenida Pasteur frente al “Lucky Seven” de Evelio Oliva, avalan la afirmación.

Escuchar la voz angelical de madame Anne Mejía decir “Bonne Aprés-midi (el acento es grave), era para mí y mis condiscípulos el inicio de una experiencia académica inolvidable. Mi respeto y mejores parabienes doña Ana, dondequiera que esté.

Y es que cuando uno dice “My love”, mi amor en inglés; “Meine liebe”, mi amor en alemán o “Ya tetia iyubliu”; mi amor en la lengua rusa, el sonido de la expresión es tan vacuo que un latinoamericano enamorado puede percibir al instante que el sentimiento que quiere transmitir parece extraviar el camino hacia el hipotálamo.

En cambio, lo sutil, puro y encantador de un “Mon Amour” con su impersonal característica gutural, lo dice todo. No necesita, ni siquiera la entrega idílica de un beso apasionado para “hacer sentir lo que se siente”. Es algo inenarrable, definitivamente. ¡Milagroso, sin lugar a duda!.

A veces pienso que todas las atrocidades que motivaron la Revolución Francesa con la toma de La Bastilla sólo fue el inicio de un cambio radical en el país galo para marcar el comienzo de una etapa interminable de reivindicaciones y conquistas para la humanidad.

Todo lo anterior es traído a cuento en atención a la más reciente decisión tomada por las Altas Instancias del gobierno francés para preservar el medio ambiente: Prohibir el uso de utensilios plásticos desechables; antes, habían prohibido el uso de las fundas plásticas. ¡Francia tenía que ser!…

Por: Jorge Herrera Jorgeaherrera15@hotmail.com

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