Trump y su triunfo
El triunfo inusitado, pero “arrollador” del republicano Donald Trump en las presidenciales de los Estados Unidos de América, está consumado. Los pronósticos de la mayoría de los analistas del acontecer político nacional e internacional, y uno que otro obtuso en la observación, colapsaron estrepitosamente.
Sin embargo, eso no quiere decir, ni en sueños, que el cuadragésimo quinto presidente electo de Norteamérica podrá hacer realidad todas las sandeces con que se despachó durante su troglodita y asquerosa campaña en las primarias internas y en la cruzada electoral.
Esa abrumadora mayoría lograda por los republicanos en el Capitolio, muy a pesar de sus pretensiones, le ahorrará a los demócratas esfuerzos que, sin duda alguna, hubiesen sido ingentes.
Esto, porque no obstante Trump alzarse con las palmas, su discurso no fue agradable para muchos de sus correligionarios que a partir del 20 de enero serán investidos y otros que repiten la investidura.
Para tener una idea de lo que le espera en el Senado por lo dicho sobre John Mc Cain, sólo hay que retrotraer la reacción del Jefe guerrero de los cosacos personificado por Yul Brynner a su hijo, encarnado por Tony Curtis, ante la ofensa oral del mandante polaco en la película Tarás Bulba: “Hay palabras por las que un hombre debe morir”.
Es importante apuntar que ese señor antes de interesarse por la política (para proteger sus intereses), tenía en Venezuela una fábrica de Miss Universo (seis) que sólo se detuvo, gracias al ascenso al Poder del malogrado líder populista Hugo Chávez.
Claro, no sin antes llevarlas a la cama o trastearles el culo, como él mismo confesara, y con todo el derecho.
