Opinión

MI VOZ ESCRITA

MI VOZ ESCRITA

La exquisita narradora de novelas y cuentos Isabel Allende en su magnífica creación “El Zorro” destaca que doña Eulalia, uno de los personajes principales, confiaba en “el triunfo de la ambición desmedida sobre cualquier demencia de amor”; convencida de que su pragmática actitud es correcta.

Si se extrapola esa conducta al actual manejo proselitista del presidente y de sus acólitos, sin que medie una excusa decente ante tanta desfachatez es sensato suponer que el alegado liderazgo de Danilo Medina es una farsa grotesca.

Tan grotesca que resulta risible. Grotesca porque una persona no hace semejante ridículo ni se cree dueño de la voluntad del pueblo que ha ofendido con un asistencialismo que afrenta más que lo que resuelve.
Pero, hay algo más afrentoso: Gente que debió estar en alerta roja ante otra estratagema de Danilo coincide con su plan. Sólo un marciano podría creer que el Congreso sobre el tema del aborto actuó con independencia.

Sería un contrasentido; porque, ¿cómo entender entonces su afán por controlar también el “primer poder del Estado” a través de su incondicional Reinaldo Pared y de su hermanita Lucía?

Como dicen que lo que más se parece a Dios es un presidente, es más que probable que Danilo piense que no sólo se parece sino que él es un Dios. ¿Acaso esta es la versión posmoderna de la caída del Ángel bello de la Creación?.

Distraer la opinión pública con la intención de que se olviden expedientes que causan escarnio a la institucionalidad del país y el propósito de instaurar el Estado laico con la abolición del Concordato ordenando la ejecución de un ser humano es una incitación a la rebeldía, no importa cómo.

El Nacional

La Voz de Todos