Opinión

MI VOZ ESCRITA

MI VOZ ESCRITA

En síntesis, las dos entregas anteriores tienen el propósito de dejar sentado que todo lo que hasta ahora ha hecho en el Poder el  Partido de la Liberación Dominicana, no es casual. La casuística, asumida por Carlos Marx como categoría histórica en uno de sus manuscritos, nunca fue tomada en cuenta por Juan Bosch, a pesar de declararse marxista; mucho menos por sus émulos en el momento de ejecutar un mandato.

Lo de ser marxista, pero no leninista es un buen tema para otra reflexión, por cuanto envuelve un eufemismo que lejos de confundir, pone al desnudo su avieso pensamiento.

Pero bien, el mandato en el partido morado, puede ser una encomienda política o una tarea partidaria; pero, obligatoria, y con la sanción precisa ante una eventual desobediencia o descuido. El mandato también puede ser estatutario, escrito o no; o por resolución del más alto órgano de dirección del PLD, como en toda organización sectaria.

Un caso ilustrativo de un mandato estatutario no escrito, podría ser el hecho de no contribuir a la destrucción del Partido Revolucionario Dominicano, en tanto quien contraríe ese deseo que Juan Bosch tuvo que dejar pendiente, no puede considerarse un peledeísta puro. ¡Ay de aquel “miembro numerario” del PLD que por comisión u omisión, no colabore para la realización de ese encargo!

En ese orden es que hay que asumir todas y cada una de las acciones de la  maquinaria ideológico-corporativa que hoy rige el destino de la nación, luego de agenciarse prácticamente todas las instancias del Poder. De ese manejo cuasi absolutista del Estado, no escapan las estratégicas designaciones del vicealmirante Sigfrido Pared Pérez, hoy ministro de las Fuerzas Armadas.

Y, ¿por qué son estratégicas esas designaciones, sin que haya razón alguna que pueda desmentir el concepto? La explicación es simple. Sigfrido Pared Pérez, hasta prueba imposible, es, más que un militar, un cuadro político del PLD, tan comprometido como sus hermanos Reinaldo y Carlos, no por la sangre, sino por la comunión en las ideas… 

El Nacional

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