KANSAS CITY, El fenómeno de los Marineros, Micheal Pineda, abrió muchos ojos con su actuación contra los Azulejos, una victoria por 3-2. Pero los que han observado al dominicano de 22 años desde los entrenamientos no se sorprendieron para nada.
Pineda ha impresionado a todos desde que se subió al montículo en Peoria, Arizona. Y en su debut en el Safeco Field, lanzó 7.1 entradas en las que permitió una sola limpia, dio dos bases por bolas y ponchó a siete.
No me sorprende su aplomo, dijo el manager de los Marineros, Eric Wedge. Hablamos de eso en la primavera. Es una de las razones por las que lo subimos-además de una recta de 97 millas por hora.
Claro, un brazo de poder ayuda. Pero Pineda tiene más que eso.
Su habilidad de hacer sus pitcheos, su habilidad de hacer los ajustes, su habilidad atlética, uno continúa viendo todo eso, dijo Wedge.
Para el receptor de Seattle y compatriota de Pineda, Miguel Olivo, Pineda combina una buena confianza con su gran recta.
Es increíble, dijo Olivo. Me he quedado impresionado. Es uno de los primeros novatos que he recibido que no tiene miedo de atacar a los bateadores. Se deprimió un poco (cuando fue sacado en el octavo inning del partido vs. Toronto), pero aún necesita aprender a lanzar así para completar un juego. Es joven todavía. Le falta mucho más por aprender.
Entre las lecciones de la apertura ante los Azulejos fue una confusión en las señas con Olivo, cuando Pineda tiró un lanzamiento rompiente cuando el cátcher esperaba una recta. El resultado fue un passed ball que preparó el escenario para un hit empujador de dos carreras-las únicas que anotó Toronto-de Corey Patterson.
Pedí una recta abajo y afuera y habíamos cambiado las señas, pero no es para tanto, dijo Olivo. “Cuando ves a un tipo tirando a 97 (millas por hora) y te llega un lanzamiento rompiente, no sabes adónde va a ir. Pero fue un errorcito. Puedo aceptarlo. Si ganamos y él lanza bien, estoy contento.
