Opinión

Miguel y el PRD

Miguel y el  PRD

Aunque han aparecido obras brillantes que analizan el curso de la historia en materia del poder, como ”El fin del poder” del escritor venezolano Moisés Naim, que plantea la necesidad de que las fuerzas políticas pacten, atendiendo al hecho de que hoy en día las victorias electorales son más cerradas y que ya se les hace casi imposible a los gobernantes ejercer el poder sin acuerdos políticos, los enemigos de Miguel Vargas, en vez de respetar los pasos tácticos del PRD como organización política, han preferido abrir una campaña sucia en términos personales que degrada el concepto de la Política en tanto su función de ciencia.

Quienes insistin en mantener por diversos medios los ataques personales al presidente del partido blanco, a quien no le perdonan que haya pactado con el PLD y el presidente Danilo Medina, obvian adrede, que en México, una sociedad con grandes problemas sociales, las fuerzas políticas optaron por firmar el ya famoso ”Pacto por México” donde el presidente Enrique Peña Nieto se comprometió a impulsar reformas y aplicar políticas públicas para enfrentar los problemas que aquejan a estas sociedades: Salud, pobreza, desigualdad, crimen organizado, educación, problemas energéticos, en fin, todos los problemas que nuestras democracias no han podido resolver.

Cuando veo en las redes espacios dirigidos a atacar a Miguel Vargas o cuando escucho a líderes políticos enfocarse más en aspectos personales que en buscar soluciones a nuestros múltiples problemas, pienso que estamos frisados en el tiempo y que no avanzamos. El mundo de la política es el de los grandes pactos por la gobernabilidad y la consecución de los objetivos.

Cuando murió Adolfo Suárez, todos recordamos sus grandes esfuerzos para que las fuerzas políticas de España firmaran Los Pactos de la Moncloa en octubre del 1977 en busca de salvar la sociedad española en todos los órdenes. Esa fue una gran lección de la clase política española, que hoy en día esta obligada a pactar nuevamente.

La historia contempla acuerdos políticos: públicos y secretos. Público como el que hizo el presidente Juan Manuel Santos con los líderes de la FARC en la Habana, Cuba y secreto como el que hicieran Hitler y Stalin en agosto del 1939 para no agredirse.

El Nacional

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