Opinión

Militares y elecciones

Militares y elecciones

El 19 de enero del 1962, el día siguiente del posicionamiento en el gobierno del Consejo de Estado presidido por Rafael F. Bonnelly, era necesario escoger al sustituto de Pedro Ramón Rodríguez Echavarría como secretario de las Fuerzas Armadas y a su hermano “Chaguito” como jefe de Estado Mayor de la Aviación Militar Dominicana. También debían escogerse los jefes de la Marina de Guerra y del Ejército Nacional.

En esa situación el presidente Bonnelly sugirió que fueran los mismos oficiales en cada institución quienes seleccionaran a sus respectivos jefes y designó a los coroneles Ángel Ramos Usera, Alfredo Hernández Díaz y Nené Tejada para coordinar esas instrucciones con la oficialidad de cada cuerpo militar.

En esta situación, por primera vez en las Fuerzas Armadas se realizaron elecciones para escoger sus mandos militares. En la Aviación Militar Dominicana se propusieron tres candidatos, entre los que se encontraba el coronel Ramos Usera, reconocido por su rectitud y seriedad, pero se escogió a Miguel Atila Luna para la Jefatura, mientras que se propuso a Elvis Viñas Román para la Secretaría de las Fuerzas Armadas. Ese mismo día en el Ejército Nacional y en la Marina fueron propuestos y aprobados Jorge Moreno y Francisco Javier Rivera Caminero. En estas instituciones también estuvieron de acuerdo con la escogencia que se había hecho de Viñas Román para la Secretaría.

Es contradictorio que en las instituciones no eligieran oficiales que llenaran las expectativas de la sociedad dominicana en ese momento, cuando esperaba que los cuerpos armados fueran depurados de la mentalidad trujillista, pero se desestimaron oficiales propuestos, idóneos y con reconocida trayectoria de transparencia, seriedad y apego a las normas democráticas.

En cambio, los seleccionados representaban las ideas más cavernarias del trujillismo y así lo demostraron con su desafortunado protagonismo en los acontecimientos de los años siguientes.

Juan Bosch, cuando asumió la presidencia el 27 de febrero del año siguiente, mantuvo en sus posiciones a los escogidos y fueron ellos los responsables de hechos nefastos desencadenados por sus errores; lo derrocaron a los 7 meses, interrumpiendo el curso de nuestra democracia; provocaron una revolución y una intervención extranjera, entre otras tragedias para los dominicanos.

Con los resultados de estas elecciones militares, aconteció lo mismo que suele producirse al final de los procesos para escoger las autoridades electivas en el ámbito político; frecuentemente, no escogemos a quienes más conviene al bienestar general y a la democracia dominicana. Los escogidos decepcionan a la sociedad.

El Nacional

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