Semana

Mitomanía  y grandeza

Mitomanía  y grandeza

Uno de los ingredientes más notables de la personalidad sesgada y estereotipada es el de la mitomanía. 

El mitómano no necesariamente es un mentiroso sistemático sino un simulador creativo.

Los mitómanos suelen construir una realidad que no es posible fuera de la imaginación desbordada.

Sus anhelos elementales, a los que tienen derecho, ellos los convierten en una realidad abstracta en la que terminan creyendo como si tuviera alguna concreción pasada o inmediata.

Todo les merece la hipérbole y en esos escenarios son la figura central.

Participan de astronautas, líderes, actores, jefes y héroes casi siempre anónimos. Exagera que algo queda.

A falta de conocimiento sobre si esta es una patología o la consecuencia inmediata de una frustración que se expresa por otros medios no convencionales, el examen de la conducta de los mitómanos no es de los más recurrentes.

Es la mitomanía una secuela talvez de realizaciones nunca posibilitadas.

Lo cierto es que los mitómanos descansan muy poco.

Su rendimiento permanente está asegurado.

Siempre aparecen ocupando la posición de asesores al más alto nivel pero silentes, casi sin voz, como alter egos de hechos extraordinarios.

Lo único que los delata es el exceso.

Resulta imposible que cubran tanta especialidad, tanto protagonismo unánime.

Los mitómanos suelen ser inteligentes y se procuran casi siempre a algún ingenuo que les de legitimación a sus fabulaciones excedentarias.

Su espíritu creativo puesto al servicio de la creación literaria sería buena ganancia para todos.

Ganarían los lectores de sus mentiras debidamente organizadas en narraciones fabulosas.

Ganarían fama de gente creativa y ganaría la necesaria evasión de un mundo por lo común atribulado.

Por lo común sus fábulas no hacen daño. 

Además, es fácil detectar el sentido último de sus exageraciones. Procuran notabilidad a cualquier precio, incluso el del descrédito, que siempre deviene probable

Ese no es el caso del primero cuya capacidad tóxica le otorga fama y de vez en cuando alguna fortuna.

El Nacional

La Voz de Todos