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Modificó prosa para usar un lenguaje llano que el pueblo entendiera

Modificó  prosa para usar un lenguaje llano que el pueblo entendiera

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La carta enviada por Bosch a Trujillo y que publicamos in extensa en la entrega anterior, vino a darle toda la razón al agudo político que en él se había desarrollado, por la naturaleza de los acontecimientos que se produjeron, meses después, para cerrar ese ciclo de la historia contemporánea de la República.

Su presencia en el país fue impactante y determinante, en su condición de líder político, presidente del Partido Revolucionaria Dominicano, organización que no conocía el pueblo y que había realizado sus actividades desde 1939, por espacio de veintidós años, lejos del escenario geográfico nacional.

Juan Bosch, el líder, revolucionó el arte, los métodos y los matices de hacer política en el país. Utilizando un lenguaje sencillo, directo y pedagógico, llevó al seno de las grandes mayorías nacionales sus ideas reformistas, liberales y patrióticas, que fueron recogidas por la historia para ser agregadas a su obra literaria, extraordinaria, singular, reconocida ya, para entonces, en términos mundiales.

Nunca en la historia del país y creemos que, en la América, un líder político había podido comunicarse de manera tan directa y persuasiva con una masa en su mayor parte carente de los más mínimos conocimientos del saber.

Patriota, escritor y líder, entró Bosch en el escenario de la más hermosa de las tareas que un ser humano puede desarrollar: El magisterio. Desde su liderato, firme, decidido, valiente, cívico, sin antecedentes en la vida política dominicana comenzó el maestro a enseñar a su pueblo, en el orden histórico y político, las nociones elementales para que tuviera conciencia de sus derechos y deberes.

Modificó su prosa, martiana, de escritor laureado, para escribir en un lenguaje directo, que el pueblo comprendiera y recorrió caminos, calles, parajes, municipios y pueblos día tras día predicando, enseñando con su conducta, que la política era un oficio noble, honesto, arriesgado, enérgico, viril, de verdadera vocación patriótica, útil, respetado, cuando estaba al servicio de las grandes mayorías.
El líder, convertido en maestro, ganó el 20 de diciembre de 1962, por abrumadora mayoría, las primeras elecciones democráticas realizadas en el país después de treinta y un años de implacable dictadura. Apóstol y combatiente, tuvo como adversario un frente integrado por los sectores más conservadores, de una oligarquía criolla trasnochada, apoyada por la alta jerarquía de la iglesia católica, estimulados ambos, oligarquía e iglesia, por la política intervencionista de los Estados Unidos, que no aceptaba a Juan Bosch porque desconfiaban de él, al sentirlo muy ligado a las causas de verdaderas reformas sociales para darle participación en el disfrute de las riquezas de su pueblo, a las que tenían absoluto y pleno derecho, a la gran mayoría de hombres y mujeres maginados y explotados en beneficio de una minoría.

El líder y maestro, desde la presidencia, auspició la promulgación de la Constitución más progresista y liberal que ha tenido la República en toda su historia. Documento que, en la realidad de su ordenamiento era un verdadero programa de gobierno, patriótico, reformador y liberal, que le permitía a la sociedad dominicana subir a otro estadio de su desarrollo que le permitiría organizarse como nación civilizada, dentro del proceso revolucionario y de renovación que en ese momento vivía la humanidad.

Su estilo de gobernar, su honestidad, la seriedad en el ejercicio de la función que la mayoría del pueblo le había confiado, estimuló la agresividad de sus adversarios, que terminaron conspirando y organizando un levantamiento militar apoyado por el gobierno del presidente Kennedy para derrocar su gobierno, que se ejecutó el 25 de septiembre de 1963, entrando la República en un proceso de profundo deterioro, nepotismo, corrupción y crímenes políticos, entre los cuales debe señalarse el fusilamiento sin juicio o tolerancia de ningún género, de un numeroso grupo de jóvenes de diferentes categorías sociales, entre ellos varios profesionales universitarios, que bajo el liderato del doctor Manuel Tavares Justo se levantaron en armas contra el gobierno de facto que sustituyó el constitucional, legítimo y popular de Juan Bosch.
El profesor Bosch retornó al exilio y allí, el patriota, escritor, líder y maestro escribió “Crisis de la democracia de América en la República Dominicana”, que sirvió como aglutinante y denominador común de la ideas que representó su gobierno y como catalizador del sentimiento patriótico y constitucionalista que anidaba en la conciencia de un grupo de jóvenes oficiales que conformaron el Movimiento Militar Constitucionalista Clandestino, en el seno de las Fuerzas Armadas, organizado bajo la jefatura militar del coronel Rafael Fernández Domínguez y el liderato político de Juan Bosch.

Ese movimiento auspiciaría el levantamiento constitucionalista de abril de 1965, que reclamaba el retorno a la constitucionalidad sin elecciones, o sea, el restablecimiento del gobierno presidido por el ilustre escritor, expresión de la voluntad ciudadana de la mayoría de los dominicanos.

A la par de su actividad política, el oficio de escritor, de ensayista, no fue abandonado nunca por don Juan. Antes de iniciarse el levantamiento del Movimiento Militar Constitucionalista, dos libros fueron publicados, “David: Biografía de un rey” y “Bolívar y la guerra social”.

El Nacional

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