Opinión

Monumento a Los Palmeros

Monumento a Los Palmeros

“Los Palmeros”, lo que ese nombre implica, sus luchas, sus ideas, sus adversarios, sus aliados, los resultados obtenidos, son temas de escasísima vigencia en la sociedad dominicana de hoy. Puede afirmarse que han quedado reducidos al interés de una minoría y desconocidos por una juventud que apenas le alcanza la cotidianidad para escuchar el disco de ocasión y soñar con el celular de última generación.

Ese contexto obliga a quienes se consideren comprometidos con la verdad histórica y con la preservación  de los ideales y la memoria de este grupo de hombres de inmenso coraje, a actuar con pies de plomo al momento de remover el tema y propiciar circunstancias que pueden producir efectos en el futuro e incidir en la valoración de este Movimiento.

Es un deber contribuir a evitar confusiones a esta y futuras generaciones sobre las implicaciones del 12 de enero de 1972. ¿Contra quiénes y contra qué luchaban Los Palmeros, cuáles eran sus ideas, quiénes fueron los responsables de su masacre, quiénes son los continuadores del pensamiento y la acción política escudada detrás de los asesinos de Amaury Germán y sus compañeros acribillados por balas que continúan disparándose?

Los Palmeros no existen, pero alrededor de ese nombre hay una corriente de pensamiento y práctica que, aun con las necesarias adecuaciones  a las realidades de hoy, resulta incompatible con las opciones políticas asumidas por otros a quienes se les ha propiciado la oportunidad de contribuir de forma decisiva con la construcción de un monumento que les rinde culto.

Es incoherencia inaceptable. El balaguerismo, de viejo o nuevo cuño, sus émulos, en tanto cultura política vigente, están descalificados para unir esfuerzos en la tarea de preservar la memoria histórica y resaltar las proezas de quienes fueron sus adversarios. Eso es entregarles en bandeja de plata una oportunidad que ellos no van a desdeñar por todo el beneficio político que les deriva.

Alegar que los recursos son del Estado y que ellos son sus administradores, es ingenuo, impropio de personas con desarrollo político. Detrás de los Estados hay gobiernos que no son inocuos, tienen ideología e intereses reflejados de manera principal en las formas de invertir el dinero.

Han participado, con argucia, en la construcción del Monumento, porque ganan con eso, sobre todo de cara al porvenir, y eso disminuye a Los Palmeros, los concilia, sin tener la oportunidad de expresar sus voluntades, con los responsables de su asesinato.

El Nacional

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