¿Qué Pasa?

Morir soñando, cine de acción, romance y humor

Morir soñando,   cine de acción, romance y humor

 

Producida como película de cariz comercial y pese a fallas en su guión y actuaciones que debieron ser mucho mejores, “Morir soñando” es un triller que aporta elementos y experiencias nuevas a la cinematografía nacional.

Dirigida por el norteamericano Josh Crook, con Ximena Duque, Pedro Moreno, Hemky Madera, Marcos Bonetti, Hony Estrella y Celinés Toribio, un Alfonso Rodríguez, histriónicamente sorprendente, un cine evasivo y de entretención de hora y media en el cual la gente la pasará bien y pagará con gusto, pese a que dejará insatisfacciones y ramalazos en el exigente y justo juicio de la crítica cinematográfica profesional.

Presenta una fotografía profesionalmente lograda, la música invade mucho, más de lo aconsejable, aun cuando cumple su papel, pero la habríamos preferido más discreta y efectiva.

Uno de sus logros es la edición de las escenas de acción y de las carreras, sobre todo en los motores de alta ciclindrada. Pero la mala puntería de quienes disparan, de ahí a ahí, es nota discordante.

En las escenas de peleas, un aspecto poco cultivado locamente, con excepciones como la dejada por Código Paz (Pedro Urrutia, 2014), falta algo de realismo, de verosimilitud que he incremente su credibilidad e impacto.

El principal fallo lo encontramos en el concepto.

El guión es de todos los elementos de la producción, el más fundamental, muchas veces el menos costoso y que, sin embargo, marca el potencial visual y textual de la cinta.

Algo falla en cuanto al sostenimiento del criterio, pero se trata de un elemento que al público general importará poco. Pero hay que re-enfocar el tema por lo trascendente que resulta para avanzar hacia una marca cinematográfica nacional y que no estemos haciendo buenas réplicas de cine de paga.

Actoralmente el panorama es variopinto. Hemky Madera, como personaje conductor, se adecúa a las exigencias del personaje, Duque y Moreno están bien para lo que es su trayectoria y resalta Hony Estrella, quien logra uno de los mejores y sorprendentes besos lésbicos vistos en la pantalla criolla y un buen manejado Alfonso Rodríguez en su caricatura de jefe de banda. Actúa con dominio de sus tonalidades de humor.

En su trama expone la corrupción que vincula a mafias de delincuentes que entregan un soborno a una vice-presidenta de la República, vestida elegantemente y que representa Celinés Toribio, en una actuación breve que supera lo que hizo en María Montez. Muchas interpretaciones surgieron en el mismo en torno a la vice-mandataria que representa.

El Nacional

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