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Navidad: Leyendas del árbol

Navidad: Leyendas del árbol

En muchas casas el árbol es el adorno principal de la Navidad. Es una tradición que se remonta a muchos y muchos años.

 El origen del árbol navideño reside entre el segundo y el tercer milenio a.c. En aquella época, los pueblos indoeuropeos que se expandían por Europa y Asia, tenían a los árboles como expresión de las fuerzas fecundantes de la naturaleza, y por ellas rendían culto.

Con la llegada del otoño e invierno, cuando las hojas de los árboles se caían, trataban de compensar al árbol con diferentes adornos.

 Existe una leyenda que cuenta que en la primera mitad del siglo VIII un roble que los paganos creían sagrado cayó sobre un abeto, pero éste quedó milagrosamente intacto, por lo que fue proclamado el árbol del Niño Jesús.

Su forma triangular se explicó como representativa de la Santísima Trinidad, con el Dios Padre en la cúspide.

Otra leyenda es tan antigua como el propio cultivo del abeto. Cuenta que en el siglo VIII, un monje inglés, llamado Winfrid, taló en Nochebuena, un roble que era utilizado en las festividades paganas para ofrecer vidas en sacrificio. En ese mismo lugar brotó ?milagrosamente? un abeto. Por eso su especie se tomó como emblema del cristianismo.

También se conoce una leyenda que dice que el árbol de Navidad fue descubierto por Persifal, un caballero de la mesa redonda del rey Arturo.

Mientras el caballero buscaba el Santo Grial o cáliz de la última cena de Jesús, vio un árbol lleno de luces brillantes, que se movían como estrellas.

El escritor alemán Goethe, en su libro Werther, también hizo mención a un frondoso arbusto lleno de caramelos y figuras religiosas.

Una de las leyendas cuenta que un monje inglés, San Bonifacio, que organizó la iglesia francesa, encontró en uno de sus viajes, un grupo de paganos alrededor a un gran pino en el momento en que iban a sacrificar un niño en honor al Dios Thor.

Para evitar el sacrificio y salvar al chico, San Bonifacio derribó el árbol con un poderoso y potente golpe de puño. El santo le dijo a los paganos que ese pino era el árbol de la vida y de la vida eterna de Cristo.

 Otra leyenda cuenta que Martin Luther King, fundador de la fe Protestante, mientras caminaba por un bosque en la víspera de Navidad, se quedó deslumbrado por la belleza de millones de estrellas que brillaban a través de las ramas de los árboles.

Se quedó tan impresionado con lo que vio, que decidió cortar un pequeño árbol y llevarlo a la casa de su familia. Y para recrear la misma belleza que contempló en el bosque, colgó luces de colores en las ramas del árbol.

Existen muchas historias que justifican la existencia del árbol de Navidad. Y la mayoría proviene de los países nórdicos, más fríos, donde es muy común ver a las personas utilizando adornos con luces, guirnaldas, adornos.

El moderno árbol proviene de Alemania, y sus primeras referencias datan de finales del siglo XVI, cuando un árbol fue decorado para ambientar el frío de la Navidad, costumbre que se difundió rápidamente por todo el mundo. Hasta el siglo XIX no llegaría a Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Puerto Rico, China y Japón.

La tradición del abeto decorado salió de Inglaterra a Estados Unidos, en los tiempos de la colonización. Se atribuye a August Imgard, un hombre de Ohio, la instalación del primer árbol navideño, en 1847. A partir de eso, la cultura norteamericana ha sido abanderada en materia de decoración de Navidad. En España, el árbol llegó a principios del siglo XX, y actualmente se encuentra por todo el mundo.

El Nacional

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