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Navidad para todo el año

Navidad  para todo el año

En las calles de la ciudad se pueden ver guagüitas anunciadoras que oportuna e inoportunamente anuncian que compran de todo, menos gentes (enumerar la lista es imposible).

Si se los observa en cualquier sector, desde los más humildes hasta los más encumbrados, se les mira en su faena de negocio informar de reciclaje.

Esos objetos van a parar a dos centros de acopios que desde añales negocian, que recuerde, apelo a los clásicos, Villa Consuelo y los alrededores del Mercado Nuevo.

Las guagüitas pululan, generalmente, los fines de semanas largos, semana santa y temporadas navideñas. Eso no quiere decir, que no se les vean todos los días, pero los preferidos de ellas son los fines de semanas largos donde los cabezas de familia pernotan con más horas de la cuenta en las casas.

Ellos ven y sienten objetos que se pueden tirar. ¡Colorín colorado aparecen las guagüitas! No digamos el precio que buscan y consiguen pagar, pues tienen la opinión de que están haciéndole un favor a los dueños de las casas con desalojarles de esos objetos que ya rindieron sus frutos y estoy de acuerdo.

He aquí algunas propuestas para incorporar y enriquecer el negocio de compras, que nos ayudaría, para todo el año, a andar ligeros de peso en nuestras vidas pública y privada, que no les prestamos mucha atención, hasta que no se sabe en lo que andábamos metido.

Además de los objetos de la casa, ¿Por qué no vendemos un poco de envidias, mala fe, mal vecino, aquellos sueños que comienzan favoreciéndonos y terminan perjudicándonos? ¿Cuántos nos darían por el daño que hicimos y creímos que íbamos a salir ilesos, al buscárnosla? Agregándole a la lista nuestra falta de integridad en las relaciones de pareja, amistad, el buscarnos lo “mío” en los cargos públicos, negocios, tumbes y sicariato y hasta un examen universitario para alcanzar la promoción siguiente.

¿No deberían pensar así los intelectuales, juristas sapientes, contratistas, religiosos e incluso militares y voceros de los partidos en el poder y en oposición? ¿Por qué no pensar que el Dios en el que se cree nos va a dejar alcanzar nuestros propósitos? o ¿Por qué no poner en pública subasta que se ha soñado demasiado con una sociedad mejor sin poner nada de nuestra parte, y si la pusimos les pasamos facturas, aparentando lo contrario? ¿Cuánto nos darán por el mal de ojos cualquier guagüita anunciadora? ¿Qué pasaría si también en ellas se incluiría a simple empleado público, juez, fiscal, fiscal adjunto y los demás auxiliares de la justicia?

“¡Señores, compro cualquier cosa vieja, salgan, salgan, dejen de guardar cosas! De una vez por toda bote ese colchón lleno de orines” ¿Cuántos usted cree que vale un arrepentimiento de algo que pudo haberse evitado?

El que lo está pensando ahora mismo y si lo lleva a cabo sabe de lo que le estoy hablando ¿Cuánto me darían por ser un mal padre, una mala madre, un mal hijo, un político corrupto, un maestro que no cumple con su deber y un médico especialista, incluyendo a un vendedor de democracia fallida? y ¿Por qué no también al del pasado de izquierda o derecha, que dicen ellos que se han sacrificado por la patria.

No dejemos fuera a los partidos políticos, periodistas, comentaristas de la actualidad, enfermedades que nos buscamos por comer donde quiera o lo que sea. Presidente, ex presidente, que digan que lo van hacer mejor cuando vuelvan al poder, que podemos evitar sino tienen manos ni cabeza?

¿Si usted sabía que no podía meterse en ese lío, para qué se puso a creer en los sueños despiertos. No hay patana que pueda cargar con ese peso y no he visto la primera con un alto parlante anunciando que compra todo lo antes dicho.

Deje de confiar en los sueños, no los alquile para soñar, véndalos cuando se vaya a dar un buen baño, nada más no vendan las cosas que se deterioran por más uso de la cuenta en la casa. Vendamos también ese otro yo que hace que nos arrepintamos cuando ya no hay nada qué hacer. Con el perdón de las guagüitas anunciadoras, si los cambios se comienzan en esta navidad, en la próxima, van a tener que cambiar de negocios. Esta es mi propuesta de aire navideño para todo el año.
El autor es abogado
y escritor.

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