Opinión

NEURO-PSICOLOGÍA

NEURO-PSICOLOGÍA

No hay que hacerse eco de un “gran estudio” para reconocer que las resoluciones de nuevo año casi nunca son seguidas cabalmente. Aunque en éste sentido los estudios abundan. Uno de ellos, realizado en 2007 por la Universidad de Hertfordshire en Reino Unido, asegura que tan solo un 12% de los 3,000 participantes en una investigación centrada en el tema, cumplieron las distintas metas realizadas en el inicio del año.

Aún a sabiendas de esto, año tras año, somos testigos de las “listas de resoluciones”, los cambios prometidos, y las metas pautadas para el año siguiente. ¿Qué nos lleva a establecer éste patrón de conducta? Nada menos que nuestro sistema de pensamiento.

La mente nos hace conscientes de nuestras “faltas” y así, influidos por los altos niveles de adrenalina que generalmente se producen en los ambientes festivos precedentes al año nuevo, nos sentimos capaces de tomar decisiones que modificarán y mejorarán nuestro estilo de vida…. Y que, lamentablemente, comprobaremos como erróneas, antes de finalizar los primeros meses del recién estrenado año.

¿Qué hacer entonces? La recomendación más realista es abordar hábitos en lugar de grandes resoluciones.  Tomar esos asuntos que deseamos y necesitamos modificar, y  establecer rutinas reales y realizables. Una vez las tengamos (generalmente a las 3 o 4 semanas) y las hagamos de manera prácticamente automática, pasar a otra y así sucesivamente.

Por ejemplo, si uno de los objetivos del año es “leer más”, una opción sería ponerse como meta una página al día (aunque nos parezca muy poco) y seguir la rutina durante un mes. Cuando esto forme parte de nuestra rutina, entonces podemos añadir más páginas o, en cualquier caso, pasar a otra de nuestras metas.

Finalmente, es importante ser indulgentes con nosotros mismos. Fallar un día, no significa que “todo esté perdido”. Siempre tenemos la oportunidad de comenzar de nuevo y continuar con el establecimiento de las rutinas que decidimos serían nuestras. Toma tiempo, pero merece la pena. Que así sea éste año. Feliz y efectivo 2012.

El Nacional

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