Opinión

NEURO-PSICOLOGÍA

NEURO-PSICOLOGÍA

Olvidar es casi tan común como recordar cosas. Nuestro cerebro está en constante actividad en donde la información entra, sale y se mantiene, según la necesidad y el nivel de atención que hallamos fijado en determinado asunto.

En la Enfermedad de Alzheimer, más que olvidos ocasionales, los déficit de memoria son progresivos, haciéndose más pronunciados a medida que pasa el tiempo. Pero ésta enfermedad, que afecta mayormente a adultos mayores, tiene otras características que fueron recopiladas en 10 signos principales. Estos son:

 

1. Pérdida de memoria. Olvidos recurrentes, en especial de asuntos ó personas conocidas recientemente.

 

2. Dificultad para llevar a cabo tareas familiares. Problemas con actividades del día a día. Olvidos de algún paso para preparar un alimento que se suele hacer, dejar una llave abierta, la estufa encendida.

 

3. Problemas con el lenguaje. Repetir una y otra vez las mismas cosas, realizar las mismas preguntas y dificultad para encontrar la palabra correcta.

 

4. Desorientación en tiempo y lugar. Perderse en lugares conocidos, problemas para reconocer el día, mes, y año en que se está.

 

5. Juicio pobre o disminuido. Dificultades con el uso del dinero, e incoherencia a la hora de vestir (ponerse un abrigo para ir a la piscina … )

 

6. Problemas con el pensamiento abstracto. Dificultades para realizar tareas que requieran cierta complejidad, como por ejemplo, llevar una cuenta bancaria.

 

7. Cosas colocadas en lugares inusuales. Las llaves en la nevera, el martillo en la bañera …

 

8. Cambios en el humor y el comportamiento. Ataques de ira, o agresividad, sin razones justificadas.

 

9. Cambios drásticos de personalidad. La persona puede tornarse miedosa, dependiente, o con cualquier otra característica que antes no le definía.

 

10. Pérdida de iniciativa. Mucha pasividad; el enfermo puede pasar horas frente al televisor, o puede dormir más de lo normal.

 

Finalmente, es importante reiterar que todos estos signos no aparecen de repente, ni con la misma intensidad, sino que ocurren de manera progresiva. Por tanto, es importante hacerse evaluar por un neurólogo desde que se descubran algunos síntomas, ya que, si es cierto que hasta hoy no existe cura para el Alzheimer, existen terapias que ayudan a que tanto el enfermo, como sus familiares, tengan mejor calidad de vida.

El Nacional

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