La demencia, en cualquiera de sus formas (tipo Alzheimer, Cuerpos de Lewy, etc), es una condición crónica que afecta de manera drástica, tanto la vida de quien la sufre, como la de sus familiares. Cuando a una persona -generalmente envejeciente- se le diagnostica cualquier tipo de demencia, se está anunciando también un cambio de estilo de vida para quienes le rodean, en especial para el cuidador principal, que es quien atiende al enfermo en el día a día.

Algunos afirman que las demencias conllevan en realidad dos pacientes: el diagnosticado, con trastornos de conducta e incapacidad, y por otro lado, el paciente oculto , que es el cuidador (generalmente el cónyuge, hijo, ú otro familiar) quien a causa de los cuidados continuos hacia el enfermo, podría generar un desgaste físico y emocional equivalente a un estado de salud deteriorado.

Si usted es cuidador de algún enfermo con demencia, hay algunas señales de alerta, que podrían decirle si se encuentra en peligro de sobrecarga, entre estos: problemas para dormir, cansancio nocturno, irritabilidad, tristeza continua, pérdida de contacto social, consumo de sedantes o alcohol, cambios en los hábitos alimenticios, dificultades para concentrarse, pérdida de interés en actividades que antes le producían placer,sensación de que nadie le agradece el esfuerzo que está haciendo.

Si es su caso, es imprescindible parar, y buscar estrategias para cuidarse a sí mismo, mientras cuida a su familiar enfermo. Algunas pautas generales son, aprender a delegar, apartar espacios de ocio y libertad; dentro de lo posible, mantener hábitos saludables, en cuanto a alimentación, ejercicio, sueño. Procurar intencionalmente relacionarse con amigos y familiares.

Finalmente, sepa que usted no está solo. En nuestro país existen grupos de apoyo para familiares con demencia, que además de proveer formación en el cuidado del paciente, proporcionan ayuda para cuidarse usted, y poder así, cuidar bien a su familiar enfermo.