Hace poco mi hermana dio a luz a su primera hija. Afanada, como muchos, en sacar todo el potencial de su recién nacida, entre trasnoches y biberones, la encontré devorando un libro cuyo tema le sonará muy familiar a quien esté criando en esta época: Estimulación Temprana.
No mucho después, un día cualquiera, mi agotada hermana, levantó la cabeza de esa fuente de sabiduría infantil y exclamó en suspiro: Pero si todo esto no es más que sentido común. ¡Eureka! Lo había descubierto!
Y es que la pregunta es obligada, ¿A qué llamamos hoy día estimulación temprana, y qué implicaciones tiene realmente en la vida presente y futura de un bebé?
Antes de intentar responder y entrar en un tema que hoy ha pasado a la esfera de esos tantos y tantos científicamente comprobados, he de decir que soy absolutamente partidaria de que se inste a los niños a lograr su máximo potencial. Actividades como aprender un segundo idioma, o tocar un instrumento, son altamente recomendadas y sus beneficios son archiconocidos. Pero, esto es otro tema.
Cuando me refiero a laestimulación tempranade la que se habla hoy día, llamo la atención hacia esa idea que se vende a padres (¡y hasta a maestros! ), que asegura que por una serie de actividades, juegos y maniobras un niño puede llegar a ser como poco- un casi genio.
¿Qué nos están vendiendo realmente? Pongamos el ejemplo más cercano los famosos DVD de Baby Einstein. Los alegados beneficios educacionales y de estimulación de esos DVD fueron desmentidos por varias investigaciones serias, incluyendo estudios en la Universidad de Harvard. Tanto así, que la empresa Disney (creadora de esta serie de vídeos)pidió excusas públicas y se comprometió a devolver el dinero por muchos de sus artículos.
Y esto es solo un ejemplo. ¡Cuántas actividades absurdas no están haciendo hoy díapadres llenos de buenas intenciones, motivados por la llamada estimulación!
Y sin embargo, la estimulación temprana si existe, o más bien la intervención temprana, originalmente creada para niños con problemas en el desarrollo, en los que se aprovecha el estado no consolidado de las conexiones neuronales y neuromotoras, y se les enseña, para que logren convivir y desarrollarse.
Pero bajo ninguna circunstancia, la intención de esta es acelerar el proceso normal de desarrollo infantil, ni hacer que los niños comiencen a leer a los tres años, o se sepan la tabla de multiplicar a los dos.
Siento mucho no ser portadora del nuevo neurosecreto estimulador de último momento. Sigue siendo el vínculo con los padres, el conversar con ellos, leerles continuamente, salidas al aire libre juntos, la más potente estimulación que pueden recibir los niños, .y esta ha de darse en todo tiempo.
