Opinión

NEURO-PSICOLOGÍA

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Dislexia es una dificultad para la lectura,  en niños cuya capacidad intelectual es totalmente normal, y que no tienen ninguna dificultad física ni emocional. Suele asociarse con déficits en la escritura (disgrafia), aunque no siempre van juntos.

Normalmente, un niño con dislexia es brillante en otras áreas, como el arte o la música, sin embargo, al leer, revierte las letras, sustituye una palabra por otra y si va acompañado de disgrafia, como suele pasar, presenta también importantes dificultades de ortografía y formación de las letras.

Esto hace que la persona se frustre rápidamente, pudiendo resultar en problemas de conducta, o introversión extrema. De ahí, el término “personalidad del disléxico”, que considera todas las características resultantes de una persona con un buen nivel de inteligencia, que tiene que convivir con la dificultad que le genera la expresión oral de la escritura, sin poder hacer nada hacer al respecto.

Ahora bien, ¿Cuál es la causa de éste déficit y quienes son los más propensos a presentarla? Las causas de la dislexia, son todavía objeto de estudio de muchos investigadores. Entre los hallazgos encontrados, se encuentra una posible lentitud en el procesamiento de información en el hemisferio izquierdo (encargado del lenguaje) en comparación con el derecho (encargado de la información visual), con una pobre interconexión entre ambos.

También se habla de factores hereditarios, o factores psicolingüísticos, esto es, dificultades en determinar el sonido de la palabra escrita.

Los porcentajes varían según el tipo de estudio, pero parece sobrepasar al 8% de la población escolar.  Los niños parecen más propensos a padecerlo, aunque sin una diferencia significativa con respecto a las niñas.

A pesar de la gravedad que supone, hay lugar para el optimismo en cuanto al tema de dislexia. Existen gran variedad de programas que terapeutas especializados pueden implementar en los niños que presenten ésta problemática.

La dislexia es hoy por hoy, una condición tratable y su pronóstico es mejor a medida que pasa el tiempo. Además, la mayoría de disléxicos son capaces de llevar una vida adulta normal.

El Nacional

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