Opinión

NEURO-PSICOLOGÍA

NEURO-PSICOLOGÍA

Hoy día la palabra “deprimido” ha tomado un matiz casi coloquial. Es muy común escuchar aseveraciones del tipo  “estoy deprimido” o “fulanito sufre depresión”.

 

De más está decir que éstos enunciados no tienen ningún aval clínico y pueden incluso resultar contraproducentes.

 

El DSM IV, (siglas en inglés para el Manual Diagnóstico y Estadístico deDesórdenes Mentales), que es una de las principales bases sobre la cual diagnosticamos los profesionales de la salud mental, detalla con claridad los distintos tipos de depresión y los síntomas imprescindibles para diagnosticarla.

 

Síntomas,  tales como: estado de ánimo constante de tristeza crónica, disminución del interés o la capacidad de placer en la actividades diarias, una importante pérdida o aumento de peso, insomnio o hipersomnia (exceso de sueño), una notable agitación o enlentecimiento de movimientos, fatiga o falta de energía, sentimientos de inutilidad o culpa excesiva, disminución de la capacidad de concentración y pensamientos recurrentes acerca de la muerte, son características típicas de una depresión clínica.

 

Sin embargo,el presentar éstos síntomas no es suficiente para realizar un diagnóstico. Situaciones especiales, como la muerte de algún cercano, o inclusive, la toma de algunos medicamentos o irregularidades hormonales pueden producir éstos mismos comportamientos, en cuyos casos no diagnosticamos depresión.

 

Es la tristeza quien responde a la mayoría de los mal diagnosticados trastornos del ánimo. Esta es una emoción básica, y una respuesta natural ante circunstancias que nos encontramos en la vida o dentro de nosotros mismos.

 

Sentirse triste no es estar deprimido. Manifestar tristeza es mas bien sano, como sugieren psiquiatras de la universidad de Cardiff, Reino Unido, cuando aseguran que ésta es “una forma de comunicación con nosotros mismos, y vital a la hora de realizar cambios y decisiones sustanciales”.

 

La depresión es una condición crítica y debe ser tratada. La tristeza es un fenómeno natural, y efímero.  Es, pues, importante no confundir los términos.

El Nacional

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