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Newtown, el “dulce y pequeño” pueblo al que una mañana llegó el “mal”

Newtown, el “dulce y pequeño” pueblo al que una mañana llegó el “mal”

NEWTOWN, EEUU, 15 Dic 2012 (AFP) – Rodeado de bosques, colinas y ríos, lejos del ruido y la violencia de las grandes ciudades, Newtown era un “pueblo pequeño y dulce” al que una mañana llegó “el mal”, marcando a fuego y sangre la vida de sus poco más de 27.000 habitantes.

De mayoría anglosajona (más de un 90% de la población, según el censo de 2010), Newtown y su aledaña Sandy Hook, donde tuvo lugar la masacre en una escuela primaria que dejó 28 muertos incluyendo al agresor, se presentaban como una comunidad tranquila en la que “todo el mundo se conoce”.

Este pueblo de Connecticut tiene tres siglos de historia y un aire “británico” como muchos lugares de la costa este de Estados Unidos.

Comprado a los indios a principios del siglo XVIII, Newtown fue establecido en 1711 y por él pasaron generales y tropas durante la guerra de independencia de Estados Unidos.

En un lugar con muy poca población hispana o negra, el presidente Barack Obama perdió en las elecciones de 2012 ante su rival republicano Mitt Romney, que obtuvo 7.451 votos contra 6.784, según los datos de la alcaldía.

Entre los motivos de orgullo del pueblo está The Newtown Bee, un periódico semanal local que se publica desde 1877 y que el viernes fue el primero de difundir una foto de lo que estaba ocurriendo en la escuela Sandy Hook.

Bellas casas de madera y ladrillo repartidas en colinas arboladas, algunas tiendas de ropa y regalos en la calle principal, dos o tres restaurantes sin excesivas pretensiones, iglesias, un clásico “Diner” junto a una estación de servicio cerca de la carretera: una familia en busca de paz no encontraría quizás mejor lugar en Estados Unidos para criar a sus hijos.

Y sin embargo, en la mañana del viernes “el mal visitó a esta comunidad”, como definió con brutal precisión el gobernador de Connecticut, Dannel Malloy.

“¿Newtown, Connecticut, la segunda peor masacre de la historia de Estados Unidos? No es posible. Un pueblo pequeño, dulce, bello… Increíble”, se decía a sí mismo Ray Horvath, un jubilado que participa de programas para ocuparse de los niños antes y después de clases y que afirmó conocer a por lo menos 60 niños que van a la escuela Sandy Hook.

“Hay una cultura de la muerte en el mundo y aquí hemos visto un destello. Ustedes están aquí porque algo está pasando”, trataba de explicar de su lado a la prensa el diácono Rick Scinto.

El sábado por la mañana, un día soleado y frío, el pueblo, tomado por cientos de periodistas que provocaban embotellamientos y corrían detrás de cada habitante, parecía querer salir tímidamente a enfrentar la terrible pesadilla en la que está envuelto.

“Nuestro amor y plegarias están con nuestra comunidad”, “Abraza a un maestro hoy”, “Dios bendiga a Sandy Hook” rezaban algunos de los carteles escritos a mano que podían verse en la calle principal.

Como Columbine, la escuela de Colorado (oeste) escenario de una matanza que la volvió célebre en todo el mundo, Newtown corre el mismo riesgo de desafortunada “popularidad” y sus habitantes lo saben.

“Hubiésemos preferido no ser conocidos por esto”, dijo el sábado casi avergonzada una mujer de unos 50 años que no quiso relevar su identidad.

Por el momento, mientras la conmoción es demasiado fuerte, la comunidad se refugia en la religión para tratar de encontrarse a sí misma y avanzar.

“Creo que necesitamos avanzar. Nos unimos alrededor de quienes están heridos y avanzamos”, señaló el diácono Scinto.

Por ello, y tras la misa masiva del viernes por la noche en la iglesia católica Saint Rose of Lima, varias iglesias de la zona tenían previsto el sábado nuevos servicios en homenaje a las víctimas.

El Nacional

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