El ministro de la Diáspora Haitiana, Edwin Paraison rechazó este lunes que el flujo de compatriotas hacia territorio dominicano sea una invasión pacífica o un plan de fusión que impulsa la comunidad internacional, sino un producto de factores socio-económicos, y minimizó el contrabando de drogas, armas y personas por la franja fronteriza.
Paraison aseguró que la situación migratoria es uno de los principales temas en la agenda de la Comisión Mixta Bilaterial Dominico-Haitiana, en proceso de reactivación, y lamentó la complejidad en cuanto al manejo de muchos de esos temas.
A juicio del diplomático, es necesario evaluar las relaciones nacionales en el campo de la seguridad fronteriza, en lo relativo a la idea de que desde el espacio haitiano se mantiene el tráfico de drogas, de personas y de armas.
Enfatizó en que la situación se ha distorsionado en virtud de que el narcotráfico llega directo a territorio dominicano para evitar cruzar la frontera y tener que evadir fuerzas extranjeras que están dispersas en la Haití.
Entiende que la Comisión Mixta Bilateral Dominicano-Haitiana constituye una buena oportunidad para que los técnicos de ambos países redefinan los roles y objetivos de ese organismo.
Aseguró que constituye un buen momento para reactivar la Comisión la Comisión Mixta Bilateral Dominico-Haitiana, ya que ha sido recibida positivamente por autoridades y políticos de ambas nacionalidades.
El relanzamiento de la Comisión Mixta Bilateral está pautado para el 30 de julio en Puerto Príncipe, durante un encuentro entre los presidentes Leonel Fernández y René Préval, donde serán evaluados y fortalecidos los lazos y acuerdos entre ambos países, y Paraison, entrevistado en el espacio El Día del Canal 11, entiende que en esta ocasión en el lanzamiento de la comisión, por lo menos la parte haitiana, considera que hay que evaluar el trabajo que se ha hecho durante la existencia de la comisión, y hay que evaluar también el estado de las relaciones domínico-haitiana.
Millonada
El intercambio comercial semanal entre Haití y República Dominicana genera decenas de millones de dólares y a pesar de ese flujo de recursos las autoridades de los dos países no han hecho nada para formalizar y regularizar esa actividad productiva.
