Opinión

No basta crecer

No basta crecer

El año pasado, el 2009, acaba de cerrar con una información positiva. La economía dominicana creció en un 3.5%, de acuerdo a los datos ofrecidos por el Banco Central.

La crisis económica global hacía suponer, un crecimiento inferior, si partimos de la caída de las exportaciones y  las remesas y el descenso de las recaudaciones por parte de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII).

Pero el crecimiento económico, si bien es una condición sine qua non para poder alcanzar el desarrollo de la población, per sé, solamente sirve para concentrar las riquezas nacionales en las mismas manos que las han detentado desde el nacimiento mismo de la República.

¿Qué hacer para revertir la situación, de forma que la mayoría de la población (los pobres), puedan acceder, aunque sea gradualmente, a la mesa donde se reparten los bienes y servicios?

Es muy sintomático, que todos estos años de crecimiento no hayan servido para mejorar la calidad de vida de los dominicanos. Despierta muchas sospechas que las agendas programáticas de los partidos políticos, no contengan un capítulo o un Título, referente a un tema de tanto interés como es la redistribución de las riquezas, o, lo que es lo mismo, buscar alguna fórmula que permita la reducción efectiva de la pobreza.

Cuando hablo de agendas, no quiero que los lectores piensen, que me refiero a los enunciados que figuran en los gastados programas de gobierno de los partidos.

¡Ya está bueno de tanta retórica barata y politiquera!

La mayoría de la población, reclama una nueva propuesta, en la que se planteen con mucha claridad las iniciativas y los proyectos a través de los cuales se va a traducir en más y mejor educación, en mejores servicios de salud, en la sostenibilidad alimentaria, en mayor seguridad ciudadana y ¡carajo!, en el establecimiento de políticas y acciones concretas, en contra de la corrupción pública y privada.

En los albores de un año nuevo, nada sería más agradable para los de abajo que un compromiso del liderazgo nacional en el sentido de que se acabó el amagar y no dar. Y que, comenzando desde ahora, gobierno y oposición, asuman el compromiso solemne ante el país, de no desmayar, y al tiempo de producir las riquezas, repartirlas con equidad y como lo manda Dios.

El Nacional

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