El presidente Leonel Fernández ejerció anoche notable esfuerzo en armonizar el difícil entorno financiero internacional con moderada dosis de optimismo sobre las perspectivas de la economía dominicana, en un discurso no conflictivo, con excepción del tema de los fondos de pensiones.
Aunque dejó huecos sin llenar, como el tema de la corrupción, el mandatario presentó un diagnóstico sobre la crisis económica global muy cercana a la realidad, lo que le permitió abordar el quehacer con notable facilidad, mas no así con la profundidad esperada.
En empeño por levantar los ánimos de una nación ya aguijoneada por los efectos de la recesión mundial, el mandatario anunció un ambicioso plan de construcción para acelerar el crecimiento económico y generar empleos que dependerá mucho de un anhelado flujo de capitales externos que escasean en todas partes.
El delicado problema del gasto público como factor agravante de la crisis, fue tratado con pinzas por el Presidente, al señalar que la reclamada restricción se reflejará solo en disminución o focalización de los subsidios.
Fernández desarrolló la tesis del mal menor al señalar que en 2009 remesas y turismo se mantendrán como importantes fuentes de ingresos de divisas y que, aunque la economía sólo crecerá en el 2008 en un cinco por ciento, será mayor que la media de América Latina.
El punto más álgido del discurso presidencial lo constituye sin dudas el anuncio de que el Gobierno someterá un proyecto de ley para permitir usar recursos de los Fondos de Pensiones para financiar viviendas y otras obras de infraestructura.
Es obvio que esa iniciativa -por bien intencionada que esté- causa preocupación porque nunca las manos del Estado son bien recibidas en áreas como los fondos que han de garantizar el retiro de empleados privados.
Por otro lado, es motivo de justificado alivio las garantías ofrecidas por el Presidente de que el Gobierno no impulsará nueva reforma fiscal, no propondrá más impuestos, como se creyó sugerir al Fondo Monetario. Se saluda también la arenga presidencial de cero tolerancia a la delincuencia.
Puede decirse que la comparecencia anoche del presidente Leonel Fernández ha sido un loable deseo de despertar la autoestima nacional, por lo que su contenido puede asimilarse como una guía para la acción, en el entendido de que sería fatal si el propósito último tuviera efecto de somnífero.
