Opinión

Nuestra Carta Magna

Nuestra Carta Magna

Este pasado lunes celebramos el 173 aniversario de nuestra primera constitución que nos convirtió en un estado republicano, democrático, representativo y católico, hoy orgullosamente República Dominicana. Esta ley fundamental que nació en San Cristóbal el 6 de noviembre del 1844, recogía un conjunto de principios políticos y promesas dirigidas al pueblo por los Trinitarios, donde anunciaban su determinación y propósito de convertir nuestra nación en un país soberano, libre e independiente.

A lo largo de nuestra vida republicana nuestra Carta Magna ha sido modificada en 39 ocasiones, siendo su última reforma en el 2015 la cual cambió su artículo 124, para permitir la reelección presidencial por un período consecutivo y nunca más.

Una de las modificaciones a la constitución de mayor consenso y que incorporó importantes derechos fundamentales y garantías ciudadanas fue la del 26 de enero del 2010, considerada por el presidente del Tribunal Constitucional, ese prominente y respetado jurista Dr Milton Ray Guevara, como la más avanzada de Iberoamérica, que junto a las constituciones de 1844 de San Cristóbal , la de 1858 de Moca y la de 1963 de Juan Bosch, las consideró como las más importantes constituciones que ha tenido la Republica Dominicana.
La Constitución, que a lo largo de su historia ha sido modificada en 39 ocasiones, es nuestra conciencia nacional

La mayoría de reformas a través de la historia han sido por motivaciones políticas más que de derechos y garantías, por el tema de la reelección presidencial, muchas veces justificadas por las circunstancias según sus defensores y combatida férreamente por sus detractores. Recordamos que los presidentes que mas impulsaron a través de la historia modificaciones constitucionales fueron Pedro Santana, Buenaventura Báez, Ramón Cáceres, Horacio Vásquez, Rafael Leónidas Trujillo y Joaquín Balaguer, en su mayoría motivadas por el establecimiento o no de la reelección presidencial, perpetuando así su protagonismo y aferrándose al poder que por lo visto es seductor, cegador y apasionante.

Nuestra constitución es lo que nos permite ser como nación, es nuestra conciencia nacional y aunque las naciones no son estáticas y pueden evolucionar, debemos ser muy celosos y cautelosos a la hora de querer revisarla y modificarla así como haríamos con nuestra conciencia.

El Nacional

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