El principal fracaso de la izquierda ocurrió cuando vio la revolución inminente, tocando las puertas, después de la Guerra Patria de abril del 1965. No se hizo la mínima valoración de cuál era la nueva relación de fuerzas, y de que esa revolución fue patriótica, pero una derrota popular.

Lo primero es que la revolución deviene del fracaso de la conspiración para dar un Golpe de Estado y el retorno a la Constitución sin elecciones. El reparto de armas a los civiles por parte de los militares constitucionalistas, es lo que abre la brecha de la Guerra Patria.

Pero la izquierda se derrotó en la revolución, porque no pudo mantener la unidad, y de cada comando salió un partido o un movimiento independiente. Se pensó que la revolución permanente estaba al doblar de la esquina.

La izquierda anticrítica quiso seguir jugando al fraccionamiento y a la división, sin ver que en los efectos colaterales los norteamericanos habían garantizado su posición, con la reorganización del Ejército y teniendo ahora como presidente a Joaquín Balaguer.

Los izquierdistas de ayer, hoy son hombres del sistema, o están aislados, lo cual quiere decir que se utilizaron métodos incorrectos, que facilitaron que en los doce años se les exterminara sin contemplación.

Balaguer fue un verdugo que no se redimirá en forma histórica, pero la izquierda se autoinmoló al ser grupitos dispersos que rechazaron la unidad, y nunca vieron con objetividad el proceso que los separó de las masas para las cuales luchaban.

Reconocimiento eterno a los héroes revolucionarios dominicanos, pero la crítica hay que hacerla, porque es el corazón de la revolución.