Los casi un millón 400 mil votos que obtuvo el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) el 16 de mayo no concuerdan con la clientela de las nominillas que reveló la aguzada periodista Nuria Piera, ni con los beneficiados de la tarjeta Solidaridad. De acuerdo con Piera alrededor de un millón de peledeístas de 55 mil comités de base reciben entre tres y cuatro mil pesos mensuales a través de diferentes entes públicos. Sólo de la provincia Santo Domingo habría alrededor de 43 mil personas en esas condiciones. Si a esa cantidad se agregan los 800 mil beneficiarios de la tarjeta Solidaridad, que coincidencialmente tiende a incrementarse durante los procesos electorales, la alarmante diferencia se nota al vuelo. Y más si se agrega no menos del 95 por ciento de los 450 mil ó 500 mil empleados públicos. ¿Qué puede pasar? En primer lugar, que el número de personas que cobra en la Administración Pública por su condición de peledeísta sea muchísimo menos de lo revelado por la productora del programa Nuria en el 9. Y en segundo, que haya muchos que sólo se disfracen de peledeístas para beneficiarse de las dádivas. De otra manera no se explica que el PLD, aún con los recursos adicionales del Estado para captar opositores y conquistar voluntades, no lograra una votación más aplastante. De no ser por los referidos programas y la utilización de los recursos públicos ¿cuál sería la votación del PLD si en las elecciones se compitiera en igualdad de condiciones? Los peledeístas deben reflexionar porque es posible que su voto no sea espontáneo. Amén de que no sea lo qué importe. No es la única interrogante. También hay que preguntarse cómo el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), que a sus permanentes conflictos internos agrega la desventaja manifiesta del poder, ha podido incrementar su cartera de votantes. Se trata de otra reflexión que no se puede quedar en el aire para entender la realidad.
