Aunque me coloque un dedo sobre los ojos, porte una gorra, me meta debajo de un techo, el sol, que es un astro de luz propia, no desaparecerá.
Las verdades son verdades y tú puedes disfrazarlas y siguen siendo verdades.
Nadie ni nada podrá eliminarla, colócala en el fondo de una botella y más temprano que tarde flotará.
El que me escucha, el que me lee y el que de vez en cuando escucha mi entrevista y sigue mis declaraciones ocasionalmente sabe muy bien que yo digo verdades, no las mando a decir. Mucha veces duras, pero verdades al fin y al cabo. No las vendo, sean estas políticas o artísticas.
En una oportunidad junto a Nandy Rivas y a Leo Corporán, conversando con el expresidente Leonel Fernández, en víspera de las elecciones del 2004 este último me dijo, tratando de convencerme, que yo era un líder pensador y como es lógico es que pensaba y expresaba libremente mis ideas.
He trabajado en el arte o dirigiendo un artista, siempre que este crea honestamente en lo que nosotros decimos y cuando me he equivocado con el personaje que dirijo espanto la mula y me voy.
Que si soy jodón, claro que sí, siempre lo he sido, prefiero hoy mil veces cobrar por los consejos que doy, que tratar de opacar y cambiar la mentira por verdad.
Intente cambiar usted la ley de gravedad si con ello cambia el orden divino y natural.
Nadie ha podido ni podrá acusarme de haber cogido lo ajeno, no podrán lograr su objetivo. Nunca.
