Opinión

Obesidad en niños

Obesidad en niños

Aun cuando en los países en vías de desarrollo debemos compartir todavía cifras de “desnutrición y hambre”  -bien definidas en el “Atlas del hambre y desnutrición en Republica Dominicana”  y que analizaremos en otra entrega- no debemos perder de vista, el incremento universal de la obesidad en los niños, situación a la que no escapa el país.

Actualmente se considera la obesidad en niños como el trastorno nutritivo “más frecuente” observado en pediatría, estimándose que existen unos 155 millones de niños obesos en el mundo, y cuya   tendencia progresiva ha llevado a  aplicar la máxima de que “los niños obesos de hoy, tendrán un periodo de vida útil más corto que el de sus padres”.

En mayo del 2004 la 57ª Asamblea Mundial de la Salud aprobó la Estrategia Mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre “Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud” (WHA57.17) la cual fue elaborada a petición de una amplia mayoría de los países miembros.

Todos conocemos e interpretamos las complicaciones estadísticamente demostradas y que se asocian a la obesidad (hipertensión arterial, diabetes, problemas ortopédicos, apnea del sueño, aumento del colesterol y triglicéridos…), motivo por el cual ya se presentan estas complicaciones en la niñez y adolescencia, y se incentivan programas que deben ser aplicados desde los  Ministerios de Salud y Educación.

En Estados Unidos se estima que el 17% de los niños en edades comprendidas entre 2 y 19 años ya son obesos, identificados mediante tablas pediátricas. En España, el estudio Aladino creado con la finalidad de cumplir con la estrategia lanzada por la OMS, determinó que 2 de cada 10 niños tienen obesidad.

Otros países que cumplen con esta estrategia lanzada hace 8 años por la OMS son: Chile, donde existe el Plan EGO (Estrategia Global contra la Obesidad); México, donde existe el Programa de Prevención Obesidad Infantil, y Francia, con el programa Epode, entre otros.

La experiencia de los países que han aplicado una “estrategia preventiva” de enfermedades crónicas en los niños, prueba que la inserción como materia curricular de alimentación saludable, el aumento de las sesiones de actividad física en las escuelas y colegios privados, la mejoría de la calidad nutricional de los alimentos ingeridos en los comedores escolares; ambientes y prácticas culturales que apoyen el que los niños consuman alimentos sanos y sean activos durante el día, y  apoyo para entrenar y empoderar a los profesores con la finalidad de realizar actividades y estrategias de prevención en el aula, son “simples”, económicamente “baratas” y no dejan “secuelas”.

Ahora estamos en el momento político más importante de cambio para la obtención definitiva del 4% del Producto Interno Bruto (PIB) como inversión en la educación, esperanzados en brindar mejor calidad de vida al índice de niños obesos de hoy, que serán portadores mañana de enfermedades crónicas no transmisibles que causan más del 60% de las muertes en el mundo.

El Nacional

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