El obispo de la diócesis de La Altagracia, monseñor Gregorio Nicanor Peña, proclamó este miércoles que la Virgen María quiere que entre los dominicanos haya una mejor distribución de los bienes para que no exista tanta desigualdad. El religioso habló en la misa solemne realizada este miércoles en la basílica de Higüey, eucaristía en la que participó el presidente Danilo Medina y la primera dama Cándida Montilla de Medina.
Peña dijo que tener a María como protectora del pueblo dominicano “nos obliga a colaborar con Dios para que en el país se realice un plan de salvación sobre nosotros”. Expresó que esto nos obliga a construir una sociedad donde impere el amor a la justicia, para que todos los dominicanos puedan vivir una vida digna.
“Hermanos, no podemos decir que María es nuestra protectora si no estamos dispuestos a colaborar con el plan de Dios”, precisó. Peña pidió a María “que nos ayude a comprometernos con Dios en su plan de salvación”. Recordó que el 15 de agosto de 1922 María fue declarada en la Puerta del Conde, protectora del pueblo dominicano y desde ese momento eso compromete a los dominicanos a contribuir con los planes de Dios.
A la actividad asistieron, además, José Ramón Peralta, ministro Administrativo de la Presidencia; Gonzalo Castillo, de Obras Públicas, Máximo William Muñoz Delgado; ministro de Defensa, los jefes de los cuerpos castrenses y el gobernador de la provincia La Altagracia, Ramón Guilamo Alfonso.
Además, el senador Amable Aristy Castro; el empresario turístico Frak Raynieri, el banquero Alejandro Grullón y su esposa Melva Grullón y el dirigente del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Luis Abinader, entre otras personalidades.
El Presidente
El presidente Danilo Medina llegó a la basílica de Higüey a las 9:53 de la mañana, acompañado de su esposa y su seguridad.
A su llegada, un escuadrón de la guardia presidencial le rindió los honores de rigor en estos casos.
Feligreses
Miles de feligreses se congregaron desde ayer hasta hoy en la basílica de Higüey, para rendir culto a la Virgen de la Altagracia, protectora del pueblo dominicano.
Los devotos de la Virgen llegaron a este santuario con velones y flores en manos y con vestimentas y descansos, en señales de cumplir con promesas hechas a la Virgen.
