Opinión

Océano de dudas

Océano  de dudas

Ramón Rodríguez

El gran dolor de cabeza para los padres fundadores de los Estados Unidos, fue crear un verdadero gobierno federal que fuera capaz de conciliar los intereses de todos sus estados. Se intentó sin éxito en 1781 en el Congreso Continental, pues ya en el año de 1787, sus líderes se reunían el 25 de mayo en Filadelfia en la búsqueda de un pacto federal armonioso y equilibrado, tomando en cuenta la naturaleza de sus estados.

El preámbulo de la constitución de 1787 expresa claramente el sentir de sus padres fundadores y pienso que el presidente electo Donald Trump deberá leerlo tranquilamente, sobre todo ahora, que algunos grupos del estado de California, plantean formalizar un ”proceso de independencia” a que denominan ”Califrexit” en una clara analogía al Brexit de Gran Bretaña.

La tranquilidad nacional siempre fue motivo de preocupación para los líderes fundadores, y así lo expresa el preámbulo de su constitución de 1787. ” El pueblo de los Estados Unidos, con el propósito de formar una Unión más perfecta, establecer justicia, garantizar la Tranquilidad Nacional, atender a la defensa común, fomentar el bienestar general, y asegurar el beneficio de la Libertad para nosotros y para nuestros descendientes, promulgamos esta constitución….”

A pesar de la cosmovisión de los líderes americanos, las elecciones del 6 de noviembre del 1860 donde Abraham Lincoln resultó vencedor, derrotando a John Breckinridge, John Bell y al gran polemista Stephen Douglas, evidenciaban que ya se había roto el equilibrio y que había que prepararse para lo peor, tal y como sucedió con la Guerra de Secesión o Guerra Civil de los Estados Unidos. Y es que una sola chispa puede incendiar la pradera, como decía Mao Tse tung.

Recordamos que la Revolución de Túnez se inició con Mohamed Bouazizi, un vendedor, aparentemente insignificante, quien se quemó en protesta por las humillaciones recibidas. Evidentemente que la elección de Donald Trump ha creado un océano de dudas y cada vez que actúa fuera de su libreto, está proclive a meter la pata y a provocar esa chispa. Solamente hay que comparar sus declaraciones y las de presidente Barack Obama tras la muerte del líder cubano y continental: Fidel Castro.

El gran tablero mundial que nos mostró Brzezinski en el 1997 sigue vigente. La lucha geoestratética en busca de la supremacía mundial es interminable, sólo que cada día se suman nuevos actores. Donald Trump es una nueva ficha en ese complicado tablero, y muy pronto deberá aprender, que el mismo no se maneja con bravuconada, sino con inteligencia.

Pienso que a Donald Trump se le hará imposible el establecer su proteccionismo en un mundo que cada día abre más las fronteras. De hecho, las grandes potencias han comenzado a crear bloques que serán infranqueables.

El Nacional

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