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Odebrecht no debe detener al país

Odebrecht no debe detener al país

El mayor escándalo de corrupción gubernamental en la historia del país identificado en la trama brasilera Lava Jato auspiciada por Marcelo Odebretch, mandamás de la constructora Odebrecht que ha manchado la reputación de gobernantes propios y de varios países, incluyendo, claro, al nuestro, en la era inefable del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), no debe detener al país.

“El país no se detiene”, intituló su editorial el fraterno El Día del dos de este mes, reflexión correcta que amplío en esta entrega.

La trama corrupta de Lava Jato desnuda la moral de muchos políticos, canto de cisne de la obsoleta partidocracia, comenzando por el ex presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva y su sucesora, Dilma Rousseff, y la fiscalía de Brasilia señala, hasta ahora, 14 personajes dominicanos en la trama de Lava Jato, inclusive tres integrantes del sanedrín dominicano que es el hasta hoy, todopoderoso Comité Político del PLD, que componen 35 marchantes, que manejan a su arbitrio el destino nacional.

Lava Jato viene a resultar como una lavandería de trapos sucios y malolientes, saturados del susurro aurífero que pierde por ambición el sendero correcto en la conducta de manejar los intereses supremos de una sociedad.

Es evidente que concerniente a nuestro país, Odebrecht marcará un antes y un después, una inflexión, para interpretar un catecismo de orientación y práctica del relevo político que marcará su impronta podrida, pero aleccionadora, con miras al cambio que palpita en la decisión ciudadana de concluir con la era nefasta del PLD en la conducencia del país.

Empero, el caso Odebrecht no debemos permitir que monopolice la expectativa ciudadana por el proceso de cambios que entraña un show mediático para entretener a la ciudadanía como si todos padeciéramos síndrome de Down, idéntico al que montó el Consejo de Estado que en 1962 presidió Rafael Bonnelly con el juicio a los criminales que asesinaron a las hermanas Patria, Minerva y Teresa Mirabal, con el rol protagónico Rafael Valera Benítez como fiscal con jurisdicción nacional, ataviado en rol de audiencia con dos revólveres estilo Bill Elliot, y el doctor Vinicio Cuello Castillo de fiscal con jurisdicción nacional, que fue como el culebrón de telenovela que paralizaba al país en sus roles de audiencia. No.

Todos juntos, como los tres mosqueteros de Alejandro Dumas, que eran en realidad cuatro, ampliados en diez millones que somos, debemos permanecer alertas y además de Marcha Verde, exigir constantemente al presidente Danilo Medina que asuma su responsabilidad, que rehúye, en desaitianizar al país en una invasión pacífica que socava la identidad y la soberanía nacional, proceso nefasto que inició el presidente Leonel Fernández y que el presidente Medina ha potencializado con su política cómplice de tolerar a más de dos millones de haitianos indocumentados.

Todos juntos, como los tres mosqueteros de Alejandro Dumas, exigir constantemente al presidente Medina ordenar desarmar a la población que posee más de un millón de armas legales e ilegales, y eliminar dos en un motor, dos causas principales de la delincuencia que aterra a la ciudadanía que se persigna cuando sale de sus hogares, con el temor de no regresar ilesos, simples disposiciones presidenciales que el presidente Medina carece del valor instaurar.

Todos juntos, como los tres mosqueteros de Alejandro Dumas, exigir al presidente Medina sofrenar el irresponsable frenesí del endeudamiento externo que ha llevado a US$37 mil millones, que redimirán al final los biznietos suyos y culminar las deficiencias energéticas que en 17 años el PLD ha demostrado absoluta e irresponsable anomia.

Todos juntos, como los tres mosqueteros de Alejandro Dumas, exigir al presidente Medina democratizar el poder judicial, secuestrado por canonjías como por ese litoral contaminado ha secuestrado el PLD todo el entramado estatal para conducir a su albedrío, todas las instancias de poder con un simple asentimiento del Sanedrín del CP, monopolizando la separación de los poderes, y devolver el esplendor de los elementos nodales que impiden el despotismo, la tiranía y la corrupción sin bridas.

Todos juntos, como los tres mosqueteros de Alejandro Dumas, exigir al presidente Medina procurar asesoramiento internacional, porque nacional parece que no existe, para organizar el tránsito vehicular que infierniza y desata el stress de sus conciudadanos en los interminables y omnipresentes “tapones”, sin aparente solución de continuidad.

Todos estos vicios, en las que el PLD en 17 años demuestra una reiterada anomia, exigir al presidente Medina superarlas, y de no disponer de la capacidad para el propósito nacional, confesarla, y comenzar a organizar, lo menos que esperamos de él, sus corotos en la Casa de Gobierno, y retirarse, quizás en un futuro en paz, del escenario público, un diseño que sabemos todos planea el imperio desde las pasadas elecciones.

¡Ay si existiese al canon constitucional del referendo revocatorio!

El Nacional

La Voz de Todos