Opinión

Oficio de fariseos

<P>Oficio de fariseos</P>

No hay que hacerles caso. Falsos, cínicos e hipócritas, repudiados por el pueblo hebreo, los fariseos persiguieron y hostigaron a Jesús. Empleados, apenas, en la innoble tarea de escarbar en la vida del Hijo de Dios, tergiversando sus hechos y palabras. Como no pueden decir nada bueno de ellos, se afanan en inventarse malas de sus oponentes. Buscan satanizar  al hombre sincero y justo, enviado para reivindicarnos de las infamias y la corrupción que ellos exhiben. Siguen replicándose en otros, como ahora nos ocurre.

Luego de haber logrado que sus interpretaciones políticas y religiosas fueran aceptadas, fueron repudiados y expulsados,  acusados de mentirosos y desvastadotes de los exiguos recursos de la comunidad judía. “¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, cuando dijo: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”, relata San Mateo en el Nuevo Testamento.

Almas envilecidas, carentes de espacio en el Reino de Dios y el de los hombres, andaban desesperados, procurando provocar a Jesús, para citarlos fuera de contexto o, simplemente, para retorcer las buenas nuevas que profetizaba.

Marcos relata: “Entonces, unos fariseos y escribas de Jerusalén se acercaron a Jesús y le dijeron: “¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros antepasados y no se lavan las manos antes de comer?” /Él les respondió: “¿Y por qué ustedes, por seguir su tradición, no cumplen el mandamiento de Dios? […]”.

Capitalizan algunas incomprensiones, entendibles en personas abrumadas por sus penas y necesidades. Intentan, incluso, presentar al Hijo como un ser insensible, intentos que se caen cuando son escrutadas por las mentes claras y corazones sanos.

Este pasaje contado por Marcos puede prestarse a las interpretaciones de fariseos y escribas que odiaban a quien nos trae una propuesta de amor y justicia: “Entonces una mujer cananea, que salió de aquella región, comenzó a gritar: “¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio”. / Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: “Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos”. /Jesús respondió: “Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel”. / Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: “¡Señor, socórreme!”. […] /-“Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!” Y en ese momento su hija quedó curada”.

Podemos pasarnos días completos refiriendo ejemplos y actitudes mezquinas y odiosas de aquellos y estos fariseos que la historia replica cíclicamente, dejando tras ellos la secuela del robo y el saqueo. Desconocer la historia y apartarse del orden divino, trae como consecuencia todo el desorden y las injusticias sociales que ahora estrangulan al pueblo dominicano.

Carentes de propuestas serias y creíbles, manchados por la corrupción, estos gobernantes, todos de la cúpula del PLD,  no solo emulan a los fariseos.   Los superan con mucho en hipocresía, cinismo,  en el abuso, el peculado y en tareas persecutorias, para falsear la verdad y trampas contra los electores que decidimos este 20 de mayo, expulsarlos del poder y elegir a quienes nos presentan una propuesta digna, justa y sincera.

El Nacional

La Voz de Todos