Opinión

Oleada y contraataque

Oleada y contraataque

Desde los finales del siglo XX, América Latina y el Caribe han sido escenarios de una cuarta oleada de cambios políticos en dirección al rescate de la independencia, la modificación de las instituciones estatales (en el sentido de más democracia y participación popular) y las transformaciones sociales progresivas; expresándose con diferentes grados de radicalidad por países.

Es la cuarta, si situamos la primera a finales de los años 50 y principio de los 60 (a raíz de la victoria de la revolución cubana y su formidable  onda expansiva), la segunda en ocasión de la victoria de Salvador Allende y la Unidad Popular y en el espacio del Cono Sur, y la tercera en el contexto de la revolución sandinista y el auge de las insurgencias centroamericanas.

Esta cuarta ola, todavía inconclusa, fue desatada por el zapatismo insurgente en Chiapas-México y, sobre todo, por la insumisión bolivariana en Venezuela; rápidamente convertida en la primera gran victoria popular, en medio de la hegemonía y los estragos sociales del neoliberalismo.

Su epicentro se ubica en el Norte de Suramérica, con flujos expansivos en dirección al Sur profundo y a Centroamérica, produciendo, en comparación con el pasado, un cambio espectacular en la correlación de fuerzas a favor de la independencia continental, de las reformas con vocación revolucionaria y de otras más limitadas, pero de corte antineoliberal.

La contraofensiva imperialista frente a esa ola -después de derrotado el intento de golpe de estado y el paro petrolero en Venezuela-  tomó cuerpo a raíz  del criminal golpe de estado en Honduras, del reforzamiento de la ocupación militar en Haití, de la imposición del el fraude electoral a favor de la derecha mexicana, de los triunfos de las fuerzas conservadoras en Chile, Costa Rica, Panamá, y del golpe institucional en Paraguay, ahora vertido hacia las urnas en forma amañada.

Sin embargo, en sus principales componentes el proceso hacia la nueva independencia no pudo ser revertido con esos contraataques. El curso progresista de los procesos en Nicaragua, Brasil, Uruguay, Argentina Venezuela…, fue nueva vez confirmado en las urnas; mientras avanzaron los procesos integradores a través del ALBA, UNASUR Y CELAC.

 Y ahora, en ese contexto, Estados Unidos y la derecha venezolana, envalentonados por la muerte inducida del comandante Chávez  y por su crecimiento en votos, ha optado por desplegar un intenso plan desestabilizador que precisa ser enfrentado con determinación dentro y fuera de Venezuela. De eso seguiremos hablando en la próxima entrega.

El Nacional

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