Hilario Olivo (San Francisco de Macorís, 1959) es el autor de una obra pictórica, de denodado y firme carácter, cuya composición plástica se caracteriza por la sorprendente fuerza de su simbología y el alegórico y colorido entramado humano de sus contornos.

Comenzó a descollar en los albores de los años ´80s, siendo uno de los más destacados talentos de esa admirable hornada creativa que tantos artistas ha servido en el escenario de las artes y la cultura de nuestro país.

Su obra pictórica, de concentrada y depurada introversión poética, expone la delicadeza de un cromatismo que alude al caos interior de un universo fragmentado, pero que funde la materialidad de los recursos del mundo plástico, con la ondulante profundidad y sensualidad de una cosmovisión lírica.

Desde esos afluentes, su obra última crea matices inéditos; superpone la metáfora de los valores humanos concurrentes, y sugiere con particular estilo, el cuerpo de sentidos confrontados, como eje de la multivocidad que resguardan las atmósferas aún sitiadas, pero inexploradas. Su evolución plástica es ascendente. Provenido del feudo totémico donde prevalecen como leyendas urbanas los íconos caribeños, pasa de tocar referencias con el inconsciente de las superficies figurativas (los objetos esplendentes, los significantes minimalistas), a convivir con los valores puros de la abstracción, donde intuición y destreza hacen suya la misión de testimoniar los escarceos que convierten en algo patético a la realidad.