Opinión

“Operación nalga”

“Operación nalga”

Cuando salimos de viaje, el encargo más fácil de predecir, es el de doña Ana (el servicio), quien sin ningún recato, siempre pide que le traigan unas nalgas (pantis nalga) -Que sean extendidos, para lucir como mi vecina sanjuanera, que vive merodeando entre los hombres, meneando la maldita cola, igual que las presentadoras de televisión.

Desde hace un tiempo, y debido a la publicidad que recibieron las pompis de Jennifer López; tener unos traseros grandes se ha convertido en la obsesión de muchas mujeres. Lo que era un atributo de las mujeres negras, ahora lo vemos en las blanquitas de Baní, y hasta en las chinas de Bonao. Mujeres jóvenes y viejas de todos los niveles sociales, arriesgan todo con tal de tener unas medidas 90,60,90.

La operación de nalgas o gluteoplastía, se hace para dar forma, contorno o volumen a los glúteos. Es un procedimiento relativamente sencillo que consiste en implantar piezas de silicón o simplemente transportar grasa del cuerpo; regularmente del abdomen o la espalda e inyectarla en los glúteos. Esta popular maniobra, se puede hacer tanto en mujeres como en hombres.

La atracción por la acumulación de grasa en el lugar donde termina la espalda, -que hoy tiene maravillado a muchos hombres, es parte de una condición genética que percibe a la hembra como más apta para la reproducción. Muchos hombres no escatiman esfuerzos para complacer este capricho o terapia para levantar la autoestima. Aquellos que disienten y emiten opiniones desfavorables a la apariencia de una mujer, les puede resultar catastrófico. Trump…??

Dado que la gran mayoría de aspirantes no pueden cubrir los costos, algunos acuden a personal no especializado o autoinyectarse con sustancia que ponen en riesgo sus vidas. La solución práctica es crear un banco que financie las nalgas o aplicar la solución de Ana, que no sale a las calles sin sus nalgas que ni siquiera el marido sabe que son postizas.

La tendencia para los próximos años, es una generación de mujeres culonas. Algunas exageradamente grandes que son blandidas para seducir o proyectarse en sus trabajos; convencidas igual que Ana, de que sin nalgas no hay paraíso.

El Nacional

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