Reportajes

Oratoria de Leonel entre estilos Bosch y Balaguer

Oratoria de Leonel entre estilos Bosch y Balaguer

Si hay una conclusión que se desprende de la lectura de los discursos de Leonel Fernández durante sus tres períodos de gobierno es que el presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha hecho de la palabra la herramienta por excelencia para su carrera política ante una opinión pública que exige a sus líderes explicar lo que hacen o lo que dejan de hacer.

Tal vez esa temprana convicción de un joven mandatario que con apenas 43 años accedióal solio presidencial le permitió vadear ríos procelosos y afianzar el liderazgo más acendrado con que ha contado el país luego de la desaparición de Juan Bosch, Joaquín Balaguer y José Francisco Peña Gómez.

“El triunfo del PLD viene a constituir un acto de reivindicación frente al profesor Juan Bosch, ya que al haber sido interrumpido en el ejercicio de su mandato democrático, encuentra ahora, a través de uno de sus discípulos, la representación de lo que fue su visión de una República Dominicana donde no pereciera la libertad”, proclamó Leonel Fernández al juramentarse por vez primera en agosto de 1996 como heredero y sucesor histórico de Bosch.

La lectura de estas “memorias voluntarias” que constituyen los discursos de Leonel es una fascinante aventura por los altibajos del líder que mayores pasiones, a favor y en contra, ha suscitado entre finales del siglo XX y principiosdel XXI en el país.

“En lo que llevo en el Palacio Nacional –dijo en un discurso ante la televisión en el que destituía al general Rojas Tabar de las Fuerzas Armadas-, le puedo decir al pueblo dominicano que no me he encontrado todavía en los pasillos con el fantasma de Trujillo. Pero tampoco necesito hacerlo… (…) Contribuiré a una democracia con orden, autoridad y respeto”.

Pese a la severidad de la decisión, el discurso retrata de cuerpo entero el carácter de Fernández, pues no maltrató ni vejó al oficial, pese a que había cruzado la frontera infranqueable de un “emplazamiento conminatorio” al joven presidente.

Estilos de Balaguer, Bosch y Leonel

Juan Bosch, Joaquín Balaguer y Leonel Fernández, los tres han cultivado la lógica candente de la palabra, cada uno de ellos desde su trinchera, en sus tiempos y desde una perspectiva muy personal.

La férrea lógica de la oratoria de Balaguer, tintada de exaltaciones poéticas, se contraponía al pragmatismo y la simpleza de Bosch, quien busca comunicarse con el hombre o la mujer de a pie.

La estructura del discurso de Leonel es un híbrido del estilo de ambos líderes,una oratoria académica, pero que sabe llegar a las masas. Como dijera el ex presidente ecuatoriano Rodrigo Borjas al describir el carácter del político de multitudes: “su cerebro opera como una refinería de petróleo al revés: en lugar de recibir productos crudos para transformarlos en derivados refinados, procesa sus ideas académicas para simplificarlas y entregarlas con tosquedad elemental a las masas”.

El elemento en común de Balaguer, Bosch y Leonel es su vasta formación intelectual, quizá por esa razón Fernández ha tenido conciencia histórica para no convertir las tribunas del poder en balcones para las bajas pasiones, la destrucción de sus enemigos o la demagogia política.

“El filósofo español José Ortega y Gasset decía que el hombre es él y sus circunstancias, con lo cual llegó a coincidir con el autor del 18 Brumario de Luis Bonaparte, quien, con notable lucidez, elaboró el concepto de que si bien son los hombres quienes hacen la historia, nunca la hacen en circunstancias o condiciones escogidas por ellos”, proclamó Leonel sin saber que estaba destinado a entrar en el exclusivo club de dominicanos que habitaría por tres períodos en la casona solariega de la Doctor Báez con Delgado.

Un iluso pensando en la pobreza

El análisis de los cuatro volúmenes de los discursos del presidente del PLD muestra cual ha sido el hilo conductor del pensamiento del exgobernante en el ejercicio de la cosa pública: el combate a la pobreza, la reforma y modernización del Estado y el relanzamiento del país al mundo global.

“Nuestra principal meta como gobierno, en este período de transición que vivimos, es cómo enfrentar de manera eficaz el problema de la pobreza crítica que abate al pueblo dominicano; algunos nos han llamado ilusos, y nos dicen: ¿pero cómo es que usted se plantea enfrentar la pobreza, cuando la pobreza es un problema milenario y universal? Sí, pobreza ha habido desde que el mundo es mundo, es probable.

Pero resulta que nosotros actualmente (…) tenemos en sectores importantes de nuestra población una situación de pobreza crítica, de tal magnitud que es inaceptable, porque es indecorosa y porque insulta la dignidad humana, y nosotros no podemos aceptarla en estas condiciones”, dijo en un debate en la provincia de San Francisco de Macorís en su primer gobierno.

Por eso, en los volúmenes publicados por Funglode aparecen en sus tres períodos los discursos en los que insiste en la necesidad de fortalecer la educación, reformar el Poder Judicial y asistir a los productores agrícolas de comunidades como San Juan de la Maguana.

Inaugura el telepronter

Unas de las innovaciones en el discurso político a partir del ascenso al poder de Leonel Fernández fue la introducción de tecnología y elementos modernos para el pronunciamiento de piezas oratorias de los gobernantes.

Hasta entonces, los jefes de Estado que le había precedido solían leer en papel sus piezas oratorias, exceptuando a Balaguer, quien, dotado de una memoria prodigiosa, y ciego, podía citar estadísticas y frases de personajes e historiadores durante dos horas sin ver ningún documento.

Leonel llegó al poder imbuido de nuevos aires de cómo hacer la política y ello implicaba la utilización de nuevas técnicas de comunicación de masas. Por esa razón, como su homólogo estadounidense Bill Clinton, utilizó el primer telepronter (aparato de lectura frente a las pantallas televisivas) en el salón de la Asamblea Nacional.

Pero, no sólo fue en la forma, sino que en el contenido de sus discursos Fernández rescató la tradición de muchos líderes de acuñar una frase como “buque insignia” de sus piezas oratorias.

Así, si Balaguer patentizó la expresión de Julio César al cruzar el Rubicón, “la suerte está echada”, Leonel solía terminar muchos de sus discursos con la frase “E palante que vamos”, invocación popular que parafraseaba la consigna con la que volvió al poder en el 2004.

Esta obra del expresidente Fernández nos permite valorar la importancia de la oratoria en la construcción de una democracia dialogante y pone de manifestó que, como en la antigüedad con Demóstenes y Cicerón, se necesita de un liderazgo valiente, que sea capaz de debatir sus ideas al sol de cada día.

EL DATO

En alocución de destitución general Rojas Tabar
Leonel dijo que no había visto en Palacio el fantasma de Trujillo ni necesitaba verlo.

El Nacional

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