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ORTO-ESCRITURA

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¿Es el “concierge” lo mismo que un conserje?

 

Algunas palabras procedentes de lenguas extranjeras tienen mejor suerte que otras para penetrar al español. Unas llegan, sin ser necesarias, y toman asiento desplazando a las voces castellanas, otras se adaptan y se comportan como auténticas voces hispanas.

La palabra que no ha tenido éxito en su andanza por el mundo hispanohablante es /concierge/ con la que se denomina a un servidor en los hoteles de alta categoría (por sus estrellas) y que se ocupa de dar servicios personalizados al cliente.
No es recepcionista ni portero ni botones, pero con todo eso y algo más tiene que ver. Esta persona se ocupa de gestionar para el huésped actividades que a éste le interesen: tours, conexiones aéreas, servicio de taxi, renta de vehículos, espectáculos, reservaciones para cenas o conciertos o citas de negocios.

Para mi sorpresa, descubrí hace poco que se traduce como /conserje/ el vocablo de origen francés con el que se denomina a quien desempeña tal función. En el habla y la costumbre dominicanas, conserje es un trabajador poco calificado: mensajería interna, limpieza de oficina, servicio de café o té…
El perfil del “concierge” es diferente: habla más de un idioma, tiene educación profesional o afín, resuelve las peticiones por más imposibles que parezcan y sin ocultar la sonrisa. Viste en forma elegante y correcta y conoce a cabalidad el ambiente de la ciudad donde trabaja.

Esta persona suele ubicarse a la entrada del hotel, cerca del mostrador de recepción. En algunos hoteles está de pie, en mostrador a su altura, en otros el “concierge” dispone de un escritorio con dos sillas para los clientes.

Algunos llaman “concierge”, además de la persona que desempeña el puesto, al área de servicio. Que sería como la “conserjería”.
La palabra conserje es definida del modo siguiente en el Diccionario de la lengua española: “Persona que tiene a su cuidado la custodia, limpieza y llaves de un edificio o establecimiento público”. Esa acepción indica que no es lo mismo que “concierge”.

La palabra tiene su historia. Citaré información tomada de un portal de la Asociación de Concierges de México. Proviene del latín “conservus” o esclavo. Se refería sobre todo al “guardián de los candiles” (de comte des cierges) persona que se encargaba de complacer cada deseo o petición de las visitas a los palacios reales.

El desarrollo de la industria hotelera determinó el cambio de “portier” (portero) a “concierge”, pero con la correspondiente variación en sus funciones. El concierge hotelero se hace necesario a partir del incremento de viajes por tren, barcos de vapor y luego en avión, lo cual forzó al crecimiento de los hoteles de negocios y placer.

Los hoteles bien calificados no pueden prescindir de ese oficial de servicios. Pero no se le hace justicia a su labor cuando se le denomina conserje. Se requiere diferenciar una función de la otra. Para eso falta una palabra. Bien que se adaptaría “concierge” al español por su escritura (concierge o concierje) o por su fonética (concierye).
Las academias de la lengua dirán.

El Nacional

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