Semana

ORTO-ESCRITURA

ORTO-ESCRITURA

Partidos piden “reconteo” de votos, la JCE debe hacer el “recuento”

 

A propósito de la crisis suscitada tras las elecciones del 15 de mayo, muchos candidatos a cargos electivos han repetido a través de los medios de comunicación la necesidad de contar detenidamente los votos para salvar lo que consideran irregularidades. Con estos reclamos, políticos y periodistas han puesto en boga el vocablo “reconteo”, guardando para después el legítimo, que es recuento.

“PRM pide reconteo en los tres niveles votación”, titula un diario como noticia principal. Casi lo mismo, en la misma fecha, trajo otro diario: “PRM pide JCE reconteo manual tres niveles votos”. Un tercer título, también de primera página: “Junta del Distrito realiza reconteo en 674 colegios”.

La derivación es un procedimiento genuino para crear palabras. Quienes inventaron el término “reconteo”, han partido de agregar el prefijo “re” al sustantivo “conteo”, y todo queda –al parecer- conforme al perfil de la lengua española. Pero el vocablo “reconteo” es una creación innecesaria, pues ya se tiene la palabra que conlleva el caso. Por eso no aparece en el Diccionario académico.

Conteo viene de contar y significa: cálculo, valoración. 2. m. cuenta (acción de contar). Contar. Del latín computare. El Diccionario le guarda estas acepciones: Numerar o computar las cosas considerándolas como unidades homogéneas. Contar los días, las ovejas.

Nuestro idioma dispone del verbo /recontar/ que significa contar o volver a contar el número de cosas. Contar de nuevo.
El sustantivo derivado de la acción de recontar es recuento. A continuación cito las acepciones con las que aparece en el Diccionario: 1. m. Acción y efecto de volver a contar algo. 2. m. inventario (? asiento de las cosas pertenecientes a una persona o comunidad). 3. m. Comprobación del número de personas, cosas, etc., que forman un conjunto.

Es recomendable que los partidos y candidatos, si no están de acuerdo con algunos resultados, exijan el “recuento” de votos y que la prensa se refiera a esa petición como “recuento”.

Jimenes, no Jiménez

Visité Montecristi el pasado fin de semana para participar en un encuentro del Ateneo Insular, institución fomentadora del estudio y la creación literaria que preside el doctor Bruno Rosario Candelier.

Me sorprendió y me desconcertó ver que una de las calles céntricas de esa ciudad está rotulada así: “Presidente Jiménez”. Como no hay entre los expresidentes dominicanos ninguno de apellido Jiménez, y sí en cambio ha habido dos mandatarios apellidados Jimenes, infiero que la vía está dedicada a uno de ellos.

Manuel Jimenes González gobernó en 1848-49 y su hijo Juan Isidro Jimenes Pereyra fue presidente de la República en dos ocasiones: 1899 y 1914. Este señor se estableció desde muy joven en Montecristi, donde se destacó como comerciante. Es obvio que es a él a quien se dedica una calle del municipio liniero.

He seguido sus pasos en la historia porque fue el abuelo del poeta Domingo Moreno Jimenes, a quien he defendido la escritura de su apellido.

Jimenes Pereyra ocupó la presidencia meses después del ajusticiamiento de Ulises Heureaux, ocurrido en julio de 1899 y permaneció hasta 1902.

Ocuparía el trono presidencial nuevamente desde el 5 de diciembre de 1914 hasta el 7 de mayo de 1916, cuando hubo de renunciar presionado por los invasores estadounidenses.

Él, como su padre, Manuel Jimenes, escribieron su apellido terminado en S –sin tilde, lógicamente- tanto en sus actividades comerciales como políticas. No puedo entender que en Montecristi, ciudad con tradición cultural, no haya aparecido aunque fuera un estudiante que solicitara al Ayuntamiento enmendar la afrenta con que se “honra” al presidente Jimenes, de quien hereda tal apellido el padre del Postumismo, Domingo Moreno Jimenes.

El Nacional

La Voz de Todos