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Orto-escritura

Orto-escritura

Justificado  motivo de alborozo académico

 
La memoria, junto con el entendimiento y la voluntad, forma parte del trío de las potencias del alma que debe adornar a cada persona, exceptuando aquellas que lamentablemente al momento de nacer o en su infancia han sufrido un trauma que les haya atrofiado alguna de estas capacidades.

 
Mediante la memoria, la persona puede registrar, conservar y evocar las experiencias. Esta facultad permite al individuo guardar ideas, imágenes, acontecimientos, sentimientos, los cuales pasan a ser parte de su personalidad.

 
Por eso resulta tan grave la fatalidad de perder la memoria, con ello la persona deja de ser quien ha sido, pues no recuerda nada ni a nadie, ni siquiera a los seres con los que ha estado vinculado desde el inicio de su vida.

 
Si el conjunto de recuerdos de una resulta valioso ¿qué no será el de una institución formada por un grupo de individuos que se van sucediendo a medida que se cumple el inexorable designio de la desaparición biológica?

 
Las entidades debidamente organizadas y que guardan un apropiado sentido de la historia, procuran registrar sus acciones dentro de un orden y comedimiento que permita a quienes estén aptos para ello, emitir valoraciones sobre tales corporaciones.
La Academia Dominicana de la Lengua, por su propia naturaleza, está más comprometida que cualquier otra entidad en recoger los pasos que realiza para el cumplimiento de sus funciones en favor de la comunicación y en defensa de la lengua española.

 
Lo escrito es garantía de permanencia, sobre todo si se trata de la memoria de las instituciones. Es importante anotar que a sólo diez años de fundada, es decir en 1937, la Academia inició la divulgación de un boletín para el reporte de sus actividades.
La publicación, que se pretende sea semestral, se ha mantenido con altas y bajas, de acuerdo a la voluntad de quienes han dirigido esta corporación y del marco circunstancial en que le ha tocado desenvolverse.

 
En su tercera época, con el apoyo de la Fundación Guzmán Ariza pro Academia , se ha dado a conocer recientemente el número 30, de 363 páginas, dotado de un contenido rico y variado en el que pueden encontrar satisfacción y provecho los lectores más exigentes interesados, especialmente, en cuestiones atinentes a la lengua y la literatura.

 
En la sede de la Academia se realizan constantemente actividades intelectuales: conferencias, coloquios, presentaciones de libros, tertulias, talleres de lectura o de escritura y otras acciones destinadas al esparcimiento del espíritu humano.
De lo que se diga desde ese podio tiene que quedar constancia, parece ser la consigna de Bruno Rosario Candelier, director de la Academia, quien aunque no estuviera presente en una actividad, se dedica a capturar exposiciones, comentarios o ponencias presentados allí, para registrarlas en el boletín.

 
El doctor Rosario Candelier da importancia a acciones a las que no todos le vemos el valor que él les encuentra. La comunicación que presumimos privada, pero aborda asuntos tan públicos como el quehacer literario o planes relacionados con el manejo de nuestra lengua, o hasta las consultas que recibe a diario sobre temas lingüísticos, es imposible que este pertinaz abanderado de la palabra las eche al olvido.
El boletín número 30 inicia con los trabajos de presentación de la 23ª edición del Diccionario de la lengua española, acto efectuado el 5 de febrero de 2014, en el que intervinieron los académicos Bruno Rosario Candelier, Manuel Núñez Asencio, María José Rincón y Rafael Peralta Romero.

 
En fin, quien diga algo en la sede de esta Corporación o lo haga en otro lugar por disposición de la entidad, sepa que no permanecerá inédito, lo sabrá la posteridad, porque quedará escrito.

El Nacional

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