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Orto-escritura

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El Diccionario de símbolos.-

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(El artículo que sigue es un extracto del discurso pronunciado por el lingüista Roberto Guzmán al presentar el Diccionario de símbolos en la Academia Dominicana de la Lengua)

La experiencia enseña que los símbolos no necesitan tener sentido lógico para convertirse en la representación de lo aludido. Puede ser una metáfora sin naturaleza lógica. El enlace entre el símbolo y la significación se logra más bien mediante lo emocional, no como consecuencia de una derivación lógica.

Algunos recursos a los que llegan los poetas y narradores hacen pensar que el lenguaje recto en algunas circunstancias no es idóneo para expresar las emociones e intuiciones que ellos perciben.

Ahora bien, no son solo los literatos quienes recurren a metáforas e hipérboles, pues los sentimientos humanos encuentran salida a través de ese tipo de canal. Esto ocurre en las situaciones en que se desea transmitir emociones, sentimientos o estados afectivos fuertes, en cuyos casos el lenguaje literal o de los hechos desnudos resulta insuficiente.

En el símbolo está implícito lo que el autor de este sugiere, pero se deja al lector la tarea de que absorba la esencia de lo simbolizado. El lector queda con la misión de suplir lo que el escritor -poeta en la mayoría de los casos- insinúa. Por la presentación y organización que Bruno Rosario le ha dado a su obra el símbolo termina integrado al lenguaje como un hecho social propio de este.

Las figuras del lenguaje poético que llegan a constituirse en símbolos son creaciones para distinguir las cosas que la realidad y el pensamiento introducen en la vida y que solo el lenguaje puede revelar. Los símbolos establecen una relación conceptual en la que se destaca la energía connotativa. Esta se manifiesta avivada por la ayuda de las asociaciones mentales.

No hay que olvidar que el lenguaje es, en efecto, el órgano de transformación simbólica de la realidad. El autor del símbolo orienta la percepción hacia algunos aspectos de su experiencia, al tiempo que lo aparta de lo demás.

Estos símbolos son concretizaciones de metáforas y metonimias que de acuerdo con Roman Jakobson funcionan como matrices generadoras de figuras retóricas que conforman la función simbólica humana.

Este empleo de la lengua escapa de los límites de la lengua denotativa para incursionar en lo connotativo. Para ese autor la literatura simbolista se desarrolla dentro del eje metafórico. De este modo en el plano connotativo el vocablo del cual se apropia el escritor se convierte en significante. La forma en que opera este lenguaje es utilizando la palabra para abstraer cualidades que propiamente no poseen existencia real obvia.

Hay que recordar que el lenguaje es un requisito previo para el desarrollo de la cultura. Las nuevas experiencias culturales hacen necesario que se ensanchen las fuentes del lenguaje, de ahí es de donde salen esos símbolos que en muchos casos son extensiones metafóricas de términos conocidos con otros significados. Esta es una de las razones por la cual en la transmisión de la cultura el lenguaje juega un rol importante, porque define y expresa el contenido de aquella.

Hay en este volumen un gran depósito, un cúmulo muy estimable de informaciones que enriquecen el acervo cultural dominicano al ser expuestos compendiados, reunidos y explicados. Bruno Rosario sintetiza el impacto de los símbolos en la literatura.

Exhorto a las personas que aún no se han dado a la lectura de este volumen a que hojeen y ojeen esta obra. Se deleitarán al recibir tanta información sobre los símbolos, compendiada y expuesta en un solo libro.

El Nacional

La Voz de Todos