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ORTO-ESCRITURA

ORTO-ESCRITURA

En el idioma
la diversidad no afecta la unidad
Sin dudas que la derivación, con sus variantes, es el procedimiento más idóneo para enriquecer nuestro idioma a partir de sus propias células, pero esto no niega la eficacia de vocablos que llegan por diferentes vías.

Las voces procedentes de otras lenguas en unos casos serán traducidas al español: computer, computador; mouse, ratón, desktop, escritorio. En otros casos procede la adaptación morfológica (incluido el plural) y así adaptamos voces procedentes de otras lenguas como: clúster, clústeres; espray, espráis. Por igual hemos acuñado los neologismos (stress, estrés; bypass, baipás; scanner, escáner; leader, líder). De algunas de estas palabras se han derivado otras de puro corte castellano: estrés, estresar, estresado; escáner, escanear, escaneado, escaneo; líder, lideresa, liderar, liderazgo, liderato.

Cuando se da nueva acepción a vocablos ya existentes del español, estamos contribuyendo, al menos semánticamente, si no lexicográficamente, al ensanchamiento de nuestra lengua. Es lo que ocurre en el habla dominicana con las voces cuero (prostituta), china (naranja), (bachata, nombre de un género musical) o mona (gallo de traquear). Nuestras creaciones de palabras no tienen que subordinarse al español peninsular ni considerarse al menos.

La diversidad no contradice la unidad del español, sobre todo si las comunidades de hablantes parten de lo que tenemos para enriquecerlo. Parece paradójico que la riqueza léxica del español, dada la cantidad de países donde es hablado y las variantes regionales en esas naciones, se torne en problema, mínimo quizá, que dificulta la comunicación en algunos casos.

La libertad léxica -alegarán algunos- podría afectar la unidad de nuestra lengua, ya que existen diferencias entre el español hablado en América y el de España, e incluso hay matices muy resaltantes de uno a otro país hispanoparlante, tanto en el aspecto fónico como en el léxico. De todos modos el idioma español crece sin que la diversidad constituya obstáculo significativo.

La unidad del idioma es uno de los compromisos de las academias. “Este ideal de unidad ha inspirado la vocación panhispánica que preside las obras que se vienen publicando en los últimos años: la Ortografía de la lengua española (1999), el Diccionario panhispánico de dudas (2005), laNueva gramática de la lengua española (2009), el Manual de la Nueva gramática y el Diccionario de americanismos, obras todas ellas del trabajo mancomunado de la Real Academia Española y de la Asociación de Academias” (Ortografía de la lengua española, Presentación, pág. xxxvii).

La iniciativa de crear palabras es poco lo que puede afectar la unidad de la lengua española, a pesar de las diferencias léxicas que suscita, puesto que nuestra lengua se sostiene sobre zapatas tan firmes como el ordenamiento gramatical y por la ortografía.

El ideal del crecimiento de la lengua española sin menoscabo de su genio queda perfectamente expresado en este párrafo de los Estatutos de la Academia Dominicana de la Lengua, referente a sus fines: “Tiene por primordial objetivo la defensa y el cultivo del idioma español, común de los dominicanos. Debe velar, por ello, porque su natural crecimiento no menoscabe su unidad y que sea conforme a su propia índole y su desarrollo histórico”.

En el uso de la lengua castellana las libertades son complementadas por las restricciones. Hay una sana correspondencia entre ellas, que permite considerar que el hablante del español disfruta de libertad para crear y adaptar términos, erosionar el orden gramatical, rebautizar los seres y las cosas o dotar de un valor semántico particular a los vocablos existentes, siempre para satisfacer necesidades de comunicación, pero esa libertad es condicional.

(Tomado de las conclusiones del discurro de ingreso a la Academia de la Lengua, leído el 13 de febrero 2018).

El Nacional

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